Regular el uso del móvil en las aulas

Editorial

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El periodista George Packer recogía en su libro ‘El Desmoronamiento’ cómo los ejecutivos de las grandes tecnológicas de Silicon Valley prohibían a sus hijos el uso de teléfonos móviles, hasta el extremo de que una cuidadora fue despedida por haber dejado el suyo a un pequeño en el parque para entretenerse. La revelación amplificó el debate en torno a los modelos educativos y a la necesidad de regular el uso este tipo de dispositivos en edades tempranas por sus efectos dispares. Aunque algunos expertos destacan su potencial para el acceso al conocimiento, el desarrollo de habilidades tecnológicas y el estímulo de la creatividad, abundan los estudios que acreditan abundantes efectos perniciosos, desde la pérdida de capacidad de concentración y el bajo rendimiento escolar hasta el empeoramiento de la salud mental o el aumento de las agresiones sexuales entre menores por el consumo de pornografía en la red, entre otros.

La prohibición y restricción del móvil en clase se extiende por Europa, se aplica en algunos territorios españoles y llega a Balears. Tras haber dicho hace un par de semanas que eso era como «poner puertas al campo», la ministra Pilar Alegría plantea ahora a las Comunidades Autónomas consensuar medidas para prohibir su uso en Primaria y restringirlo en Secundaria, con excepciones por motivos de salud, como el caso de los diabéticos, o similares. El conseller Antoni Vera ha asegurado que en Balears se dará libertad a los centros y se les facilitará un manual de aplicación opcional, que estará listo el mes que viene para acabar de perfilarlo de forma consensuada. El modelo contrasta con el camino emprendido en Italia, Francia, Portugal u Holanda, donde se ha prohibido por ley, salvo que se necesite el uso de los dispositivos por razones médicas o porque la clase gire en torno a habilidades digitales que lo requiera. Aunque forman parte de nuestra vida cotidiana, las aulas tal vez no sean lugar para móviles, sobre todo cuando hay otros recursos, como Chromebook que cubren las necesidades pedagógicas, según exponen profesionales de la docencia de colegios de Balears que se adelantaron a la administración ante «el pésimo impacto en el alumnado» y desarrollaron normas restrictivas. No hay que perder de vista que las nuevas generaciones son nativas digitales y, además de medidas taxativas como las prohibiciones o restricciones, precisan un adiestramiento en las habilidades digitales y en el uso adecuado de los dispositivos tecnológicos en general. De nada servirá ese esfuerzo, si las familias no asumen su parte de responsabilidad, educan para un uso apropiado y enseñan con el ejemplo. Mientras algunos padres y madres han convertido el móvil en un instrumento de control para saber dónde están sus hijos, otros se han organizado para promover que se retrase al máximo la compra de móviles a los menores por temor al ciberacoso y a los problemas de adicción. La materia es compleja y requiere que todas las partes hagan bien los deberes.