Sánchez desafía a los algoritmos

El presidente del Gobierno reelegido incumple todas las leyes que se consideraban inapelables para garantizar el acceso a La Moncloa de un candidato

Pedro Sánchez.

Pedro Sánchez. / DM

Matías Vallés

Matías Vallés

Pedro Sánchez es el agujero negro de los algoritmos. El presidente del Gobierno reelegido desafía las leyes lógicas que se consideraban inapelables para garantizar el acceso a La Moncloa de un candidato, avaladas además por décadas de estricto cumplimiento. En el prodigioso El arte de las estadística, su autor David Spiegelhalter advierte contra el over-fitting o sobreajuste de datos en el diseño algorítmico. El mejor practicante británico de la asignatura pone como ejemplo la ley mil veces repetida de que «Ningún católico puede llegar a la Casa Blanca», hasta que la norma fue incumplida por John Kennedy en los sesenta y por Joe Biden ahora mismo.

Ni los enemigos más viscerales de Sánchez alcanzan a abarcar la heterodoxia que supone la continuidad en el cargo del presidente del Gobierno. Un esbozo de sistematización de los principios inapelables dinamitados ayudará a valorar su rango de excepción a todas las reglas:

Nadie puede ser presidente tras una moción de censura, ley cumplida en cinco de las seis impugnaciones registradas en el Congreso.

Nadie puede llegar a presidente sin ser propuesto por el Rey a partir del artículo 99 de la Constitución.

Nadie puede alcanzar la presidencia del Gobierno sin ser diputado en el Congreso.

Nadie puede ser presidente del Gobierno a la cabeza de un grupo parlamentario con menos de cien diputados, excepto Sánchez que contaba con 85 en su investidura por censura de 2018.

Nadie puede ser presidente del Gobierno con menos de 125 diputados, salvo Sánchez que lo ha sido con 85, 123, 120 y 121.

Nadie puede anunciar un Gobierno de coalición antes de que se celebren las elecciones, a excepción de PSOE/Sumar el pasado 23J.

Nadie puede llegar a presidente del Gobierno si no encabeza la fuerza más votada, con la salvedad de lo sucedido en 2018-19 y ahora mismo.

Nadie puede llegar a presidente del Gobierno después de haber sido decapitado por su propio partido, pero a Sánchez le bastó un año y medio para conquistar La Moncloa desde su expulsión con cajas destempladas de Ferraz y su renuncia al acta de diputado.

Nadie puede llegar a ser presidente tras haber sido la segunda fuerza más votada en tres elecciones, pues González, Aznar y Rajoy perdieron solamente en dos ocasiones per cápita.

Nadie puede ser presidente tras ser elegido por el Rey como segundo plato, una vez fracasada la primera opción de investidura del monarca, en el caso presente en el frustrado ascenso de Núñez Feijóo.

Nadie puede ser presidente con la oposición explícita de los padres fundadores de su partido, aunque es posible que Sánchez se mantenga en La Moncloa gracias a la hostilidad desaforada de González y Alfonso Guerra.

Nadie puede llegar a presidente si se llama Pedro (solo para comprobar que siguen atentos, pero también se ha violado esta regla).

Nadie puede llegar a presidente del Gobierno tras haber fracasado en cinco votaciones de investidura, que es el caso de Sánchez con solo tres victorias intercaladas entre tanto rechazo.

Nadie puede gobernar España en coalición, salvo Sánchez y Pablo Iglesias a partir de 2020.

Nadie puede sobrevivir en España a un Gobierno de coalición, de nuevo con el punto discordante del 23J.

Nadie puede gobernar España con dos coaliciones.

Nadie en España puede gobernar con dos coaliciones consecutivas.

Y así sucesivamente, hasta agotar la capacidad de asombro.

Si la vulneración de los criterios anteriores que parecían inalcanzables no acredita en sí misma la validez de Sánchez, sirve como menos para confirmar la vulnerabilidad de buena parte de los algoritmos que rigen el mundo. El actual presidente del Gobierno nunca hubiera accedido a su cargo de guiarse por los criterios racionales de una máquina. También aquí ofrece un excelente consejo el profesor Spiegelhalter, cuando determina que abundan las estadísticas de donde no cabe extraer conclusión alguna. Cualquiera la explica esta indefinición a un cliente.

La dictadura algorítmica impulsará a buscar nuevos candidatos rompedores, que infrinjan al menos tantas normas infranqueables como Sánchez. Sin embargo, y por el principio de regresión a la media, lo más lógico es que el próximo ocupante de La Moncloa obedezca a rajatabla todas las leyes de acceso al cargo excepto quizás una: «Nadie puede llegar a presidente del Gobierno si es mujer».

Suscríbete para seguir leyendo