tribuna

Día Mundial de la Filosofía

El Día Mundial de la Filosofía se estableció para destacar la importancia de esta disciplina, especialmente de cara a la gente joven, y también para subrayar que la filosofía estimula un mejor entendimiento del mundo, promoviendo la paz y la tolerancia. La Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró oficialmente su observación en 2005. La UNESCO lidera este día, pero destaca que no es su propietaria, pertenece a cualquiera a quien interese promoverlo.

En esta época de conflictos y confusión políticos, queremos destacar el papel fundamental de la filosofía en la mejora de la actividad política y, por ende, de la convivencia. Hay que prevenir antes de nada que la filosofía no es lo mismo que política, es una ciencia que puede dotar a la política (como a la ciencia, al arte y a la religión) de una mayor profundidad de ideas y un mayor compromiso de valores, trata la política y la rebasa, yendo más allá para indicarle hacia dónde ir.

Actualmente, las formaciones y partidos políticos han perdido gran parte de sus idearios, de sus ideas fundamentales. La vertiginosa persecución del favor de los votantes y los perversos transfuguismo y transfigurismo, han segado las ideas de la actividad política. Sin ideas se pierde profundidad y sin profundidad desaparecen del horizonte la sensatez, el sentido común y la equidad. Sí, vivimos en un sistema democrático, pero debemos preguntarnos si esto es suficiente y si no podemos aspirar a nada mejor. ¿Es suficiente con haber llegado a la democracia? Es evidente que todos los sistemas, como todos los individuos que los componen, son mejorables. En consecuencia, la democracia es susceptible de mejora. Si no lo hace es porque la política se encuentra estancada.

Algunos ejemplos históricos nos ofrecen soluciones a la problemática actual de la política. Estos ejemplos tienen en común que están protagonizados por filósofos. Comencemos por el gran emperador romano Marco Aurelio. Roma funcionaba con un sistema de gobierno mixto, por un lado, el Senado ostentaba la legitimidad de ser la voz de las gentes de Roma y, por otro lado, el césar o príncipe se responsabilizaba del poder ejecutivo El senado ostentaba la auctoritas y el césar la potestas. Hubo en la historia de Roma césares que se apropiaron de la autoridad del Senado y dirigieron el imperio de manera despótica. Hubo otros que, como el emperador filósofo, pusieron su poder al servicio del populus, de la convivencia y de la clemencia. Para ello, era imprescindible la severitas una virtud cardinal que podemos definir como la disciplina en el gobierno de uno mismo ¡Cómo alguien puede pretender gobernar a los demás si no sabe gobernarse a sí mismo! Desde Kant, la crítica de la filosofía nos enseña que la practicidad moral es la manera de llevar el pensamiento a la tierra. Marco Aurelio desarrolló la virtud del autodominio. Nunca dejó que la ambición le cegara, que la ira le hiciera tomar una decisión injusta ni que la soberbia le alejara de la realidad. Este cuidado del propio carácter es necesario para poder ejercer el poder en nombre del pueblo. Cuando los políticos no tienen esta virtud se alejan del pueblo, por ejemplo, subiéndose sus salarios muy por encima de lo que permiten que se suban a los ciudadanos. ¡Nefasto ejemplo! Marco Aurelio, como algún político uruguayo de este siglo, vivió siempre en la austeridad y además gobernó de manera eficaz, valiente y justa.

Otro ejemplo histórico lo protagonizó la escuela filosófica de los pitagóricos. La armonía política está presente en el pitagorismo, que tuvo una importante vertiente legislativa en la Magna Grecia entre los siglos VI y V a.C. La idea de la comunidad política como una gran orquesta en la que cada ciudadano tiene una función es una metáfora que ha tenido una gran repercusión en la historia de la cultura. En la práctica política los discípulos de Pitágoras demostraron que esa idea era fundamental para hacer de la política una ciencia y un arte. Explica el profesor David Hernández de la Fuente que «El mismo Pitágoras a menudo representa la figura del legislador inspirado, como se desprende de su aparición en el Busiris de Isócrates, aprendiendo la constitución divina de Egipto. Este país, como modelo político y social, aparece ya desde antiguo en la literatura griega (…) pues Egipto fue modélico para los griegos en muchas cosas y también en cuanto a las leyes perfectas». La gran contribución de los pitagóricos fue la buena legislación. Su arte de legislar se basaba en las leyes de la naturaleza, en la sacralidad de la vida y en una comprensión profunda de la naturaleza humana, la instintiva y la elevada. La política actual carece del conocimiento y el arte de la buena legislación y sin esta base, todas las decisiones concretas que toman los políticos, gobernantes y funcionarios nacen con un destino prefijado, la ineficacia y la injusticia.

Hay muchos más ejemplos del buen binomio que hacen filosofía y política. Hemos destacado solo dos porque creemos que son suficientes para destacar esta idea. En el Día Mundial de la Filosofía queremos acercar a los ciudadanos una vertiente de la filosofía poco divulgada, el arte y la ciencia de la convivencia que es la definición clásica de «política». El objetivo es, como no, remover conciencias al estilo socrático para no conformarnos con el nivel de «rendimiento» de la democracia y ambicionar, en el mejor sentido, una mejora permanente en toda la estructura social e institucional de nuestro país. La filosofía sigue siendo una buena compañera de camino si queremos realmente mejorar.