Entrebancs

El malestar de las clases medias

Antonio Tarabini

Antonio Tarabini

La existencia de una clase media amplia es un requisito esencial para la existencia y buen funcionamiento de la democracia y la economía. Pruebe a buscar un país con un sistema democrático estable en el que no exista una amplia clase media. No lo encontraremos. Allí donde no existe ese componente social, la democracia es débil e inestable y los regímenes políticos acostumbran a ser autoritarios, caudillistas o elitistas.

En nuestra Comunidad el boom turístico y de la actividad inmobiliaria de los 70 provocaron un cambio radical en nuestras estructuras socioeconómicas. Surgen múltiples pymes, autónomos y emprendedores, con grandes facilidades para acceder a créditos financieros; se crean nuevos empleos y nuevas oportunidades; los salarios de los trabajadores aumentan progresivamente, y también mejora la especialización dentro del mundo empresarial, dando lugar a nuevas profesiones. Los profesionales liberales ampliaron sus horizontes. Ya no eran sólo abogados y médicos. También arquitectos, aparejadores, programadores, diseñadores, consultores de todo tipo. La clase media se construye precisamente con estos mimbres: personas con una renta suficiente como para poder cubrir algo más que las necesidades básicas, e incluso ahorrar y acceder a bienes de equipo y de consumo y al crédito hipotecario.

Las crisis financiera del 2008 y de la actividad económica consolidaron una sociedad desigual y descohesionada, que afectaron especialmente a las clases medias. Una clase media activa, con capacidad para ejercer su voz frente al deterioro de las cosas, es también fundamental para el buen funcionamiento de los servicios públicos de un Estado moderno. Servicios que, como la educación, la sanidad, los seguros de desempleo o un sistema público de pensiones, son esenciales para garantizar la igualdad de oportunidades -el ascensor social- y para cubrir los riesgos de una economía de mercado, riesgos que las personas no pueden cubrir por sí mismas. Superadas ambas crisis, las macrocifras anunciaron índices de crecimiento económico, sin negar ciertas mejoras sociales. Pero las clases medias se volatilizaron.

La clase media/alta, formada por empresarios y/o personal dirigente, profesiones liberales de prestigio, ciudadanos con rentas y/o inversiones rentables y diferenciadas, está recuperando poder y espacio. La clase media/media, conformada por pequeños empresarios, autónomos, y trabajadores por cuenta ajena con ingresos que no garantizan una cobertura digna de necesidades, han visto rotas sus expectativas de ascenso social, así como la posibilidad de desarrollar nuevos proyectos vitales y profesionales. Mientras en el otro extremo, la clase media/baja se ubica en el paro y/o en la temporalidad y precariedad laboral, corre grave riesgo de exclusión social y económica... Según la reciente publicada Xarxa per a la inclusión social EAPN/Illes Balears màs de 250.000 residentes viven y conviven en situación de pobreza y/o en riesgo de exclusión social.

Las Perspectivas Económicas, con sus interrogantes, son positivas a corto y medio plazo. Pero sin un correlativo Progreso Social, no está garantizada una actividad económica sostenida ni sostenible. Continuará.

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