Artículos de broma

La IA y los creadores

Javier Cuervo

Javier Cuervo

¡En qué gran momento llega la Inteligencia Artificial para la industria de la cultura popular, que es popular e industria! Se entiende el incendio laboral y moral en la tropa de creadores en guerra con algo que puede hacer su trabajo...

-¡Pero no igual!, gritan los creadores.

... más rápido y por menos dinero.

-¡Me interesa!, zanjan los editores y los productores.

La cultura nunca fue tanto su industria; ni la creación, su mercado; ni la obra, el producto; ni el editor y el productor, las estrellas. Para la precuela, la secuela, la quinta entrega o la tercera temporada de los productos mainstream que se anuncian como «si te gustó X te gustará Y», «series similares que pueden interesarte», «90% para ti» o de los «productores de...» pronto la IA sólo necesitará correctores por si mete la pata o un sexto dedo.

Son negocios en los que se trabaja con el talento, pero se piden enésimas versiones de personajes que son franquicias y se enfrentan por todos los medios y a toda velocidad los géneros. En sus salas de máquinas alguien ya está gritando: ¡se mueren los superhéroes, larga vida a los juguetes! Quedamos a la espera de Barbie vs. Superman y de la película de Pixar que cuente la historia de superación de unos personajes que son el menaje de cocina de un gran chef con síndrome de Asperger.

Más de lo mismo, más rápidamente y más barato es el trío favorito de la producción de contenidos que conocemos, donde copiar se llama libre competencia y se necesitaban autores mal pagados que ahora, con más rentabilidad, serán programas bien comprados porque en la mentalidad empresarial y su refrendo fiscal la tecnología es inversión y el personal, gasto.

No sabemos hasta donde llegará la irreversible IA, pero si funciona como la tecnología acelerada de los últimos 200 años, la creatividad humana competirá con obras más originales, disruptivas y vanguardistas, pero con menos personal y en menos espacio industrial y comercial.

Del futuro del periodismo hablamos otro día.

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