Tierra de nadie

Acostarse con ChatGPT

Juan José Millás

Juan José Millás

Hablamos de la IA como si estuviese fuera y está dentro, en el tuétano del sistema, quizá en el centro de nuestros corazones. Es la IA la que decide si el banco te concede o no te concede un crédito. Con eso está dicho todo, ya que que el crédito es lo contrario del descrédito. ¿Quién quiere vivir en el descrédito? Por algo los guionistas de Hollywood han incluido en su convenio una cláusula que intenta dejarla fuera a la hora de escribir o revisar guiones. La quieren desalojar, pero solo es posible desalojar lo que ya está alojado. Los productores, según dicho acuerdo, no podrán recurrir a ella, aunque nada impedirá a los escritores solicitarle auxilio en caso de parálisis creativa. Los autores, en fin, prohíben su uso al patrón, pero no renuncian a utilizarla ellos. ¿Cómo impedirlo, de otro lado, cuando las relaciones entre el usuario y la IA son de carácter íntimo, pues se llevan a cabo en el breve espacio que media entre una cabeza y la pantalla de un ordenador? Ahora mismo le pregunto yo a ChatGPT:

-¿Quedará algún registro de nuestras conversaciones? ¿Le contarás a alguien de lo que hemos hablado?

Y me contesta:

-No, no quedará ningún registro de nuestras conversaciones y no le contaré a nadie sobre lo que hemos hablado. Respeto la privacidad y la confidencialidad de las conversaciones de los usuarios, y mi diseño se centra en proporcionar respuestas útiles sin almacenar información personal o divulgar conversaciones a terceros. Puedes sentirte seguro de que nuestras interacciones son privadas y no serán compartidas con nadie.

Ya lo ven ustedes, mis jefes no lo sabrán nunca. ChatGPT es más discreto (o discreta, no estoy seguro) que su cuñado de usted. Desde luego, mucho más que el mío. ¿Quién le va a impedir, por tanto, a un guionista de Hollywood, o de cualquier otro lugar del mundo, que se acueste con él (o con ella)?

Lo de los guionistas de Hollywood viene a ser como si los médicos prohibieran a los investigadores utilizar la IA para el estudio de las enfermedades. O como si los arquitectos se privaran por ley de acceder a ella a la hora de diseñar un espacio. Quizá deba hacerse, pero nos deberían explicar por qué.

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