Limón & vinagre

Dolors Feliu, presidenta de la Asamblea Nacional Catalana: ‘Doña Pureza’ o el lenguaje de la fe

La presidenta de la ANC, Dolors Feliu, en una protesta convocada ante la Generalitat el pasado julio.

La presidenta de la ANC, Dolors Feliu, en una protesta convocada ante la Generalitat el pasado julio. / LORENA SOPENA / EUROPA PRESS

Emma Riverola

Que conste, el calificativo no es mío, es fruto de la inspiración de Oriol Duran, secretario de Medios de Comunicación y Difusión del Govern. El alias de Donya Puresa brotó en pleno calentón tuitero durante los preparativos de la Diada. Dolors Feliu (Roda de Ter, 1964) tuvo a bien explicar a la ciudadanía de Cataluña lo fácil que es esto de la independencia. Si España concede la amnistía está reconociendo que el 1-O no es punible. Por tanto, se puede volver a hacer inmediatamente, «y ya está». Tanto lío para algo tan sencillo, ¿cómo no se les ha ocurrido a los políticos independentistas?

Feliu es presidenta de la ANC desde abril del año pasado y acaba de vivir su segunda Diada. En contraste con Xavier Antich, presidente de Òmnium, que ha vuelto a apelar a la unidad (cosa meridianamente inteligente en cualquier movimiento que pretende romper la baraja del statu quo), Feliu ha ahondado en su tarea de lanzar torpedos aquí y allá, a propios y extraños. En 2022 exhortó al Govern a tener «sinceridad, valentía y decisión para hacer la independencia» y, si no, a apartarse. Este año, de nuevo ha colocado los partidos independentistas en su diana. Si las fuerzas les fallan, que den paso a otra gente y convoquen elecciones.

Una no deja de preguntarse cuántas elecciones necesita Feliu para comprender la realidad. Entre Diada y Diada, los catalanes hemos acudido dos veces a las urnas (municipales y generales) y en ambas se ha impuesto el PSC, cada vez más fortalecido. Pero exigir realismo a Feliu parece tan inútil como reclamar reglas a los sueños. «Ha habido más gente que el año pasado», ha asegurado sin sonrojarse. Total, qué más dan las cifras oficiales de la asistencia a la baja. Aquí hemos venido a perdernos en falacias. O a obrar milagros: quizá las almas que la escucharon se multiplicaron. Ya saben, como el milagro de los panes y los peces.

Feliu amenaza con presentar una lista cívica en las próximas elecciones al Parlament, y puede ser una gran idea. Al menos, sabremos cuál es el apoyo en votos que tiene Doña Pureza. Por ahora, los socios que pagan la cuota de la ANC son unos 40.000, y bajando. Los de Òmnium, 190.000 y subiendo. Aunque, de nuevo, no está claro que los números hagan temblar la fe de Feliu. Una convicción que, como en tantos casos, se ha ido fortaleciendo en los últimos años.

El 11 de septiembre de 2009, Feliu escogió una senyera para señalar tal día en su página de Facebook. Hoy, luce un colgante de la estelada y afirma con voz firme: «Independencia o bloqueo. Independencia o nada. Independencia o elecciones». Para los que la tachan de ingenua iletrada, no está de más señalar que la presidenta de la ANC es licenciada en Derecho, con posgrado en Hacienda Autonómica y máster en Derecho Autonómico. Desde 1994 es funcionaria del cuerpo de abogados de la Generalitat y ha alternado algunos altos cargos. Por ejemplo, directora general de Servicios Consultivos (de 2011 a 2018) o directora general de Derechos y Asuntos Constitucionales con Quim Torra. Durante más de dos décadas ha sido profesora asociada de Derecho Constitucional en la Universidad Pompeu Fabra. En noviembre de 2022 consiguió una plaza en el gabinete jurídico del departamento de Presidencia del Govern. Su militancia política siempre ha girado en la órbita convergente.

Cuesta casar un currículo donde lo constitucional se sucede con aparente solvencia con los desbarres pueriles que ahora Feliu propone para alcanzar la independencia. Quizá todo es achacable a la fe, a esa suerte de intangibilidad que imbuyó la Generalitat a aquel infausto 2017. ¿Recuerdan la foto de Carles Puigdemont posando con las cinco notificaciones judiciales que advertían sobre la inconstitucionalidad de la consulta soberanista? Quizá faltó asesoría.

Contrasta la grandilocuencia actual de Feliu con el comedido artículo que publicó en 2010 en El Singular Digital (hoy, El Món): «Hay que precisar que actualmente Cataluña no tiene reconocido el derecho de secesión del Estado, ni en el ordenamiento español ni en ninguna norma o tratado internacional», «la independencia no es hoy una opción jurídica posible, todos los partidos lo saben», «no valen tácticas que se sitúen fuera del ordenamiento...» .

Definitivamente, Feliu parece haberse cansado de las vías legales. La fe y la épica resultan mucho más atractivas. Aunque sus razonamientos supongan todo un torpedo a las negociaciones. Quizá prefiere confiar en un milagro.

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