Tribuna

La vuelta al cole y «La purga de Benito»

Este país, paradigma de sistema educativo de gran calidad, sigue siendo uno de los países europeos con mayor tasa de violencia machista, según datos de la ONU

Ilustración: La vuelta al cole y «La purga de Benito»

Ilustración: La vuelta al cole y «La purga de Benito» / Ingimage

Nina Parrón Mate

Nina Parrón Mate

Mi madre solía emplear este dicho para enfatizar que algo era totalmente inútil. Lo he recordado porque, ante el nuevo curso escolar, y ante la creciente violencia machista en chicos jóvenes, escuchamos muchas voces diciendo que la educación es lo vital para cortarla de raíz. Entiendo la necesidad de agarrarse a cualquier clavo ardiendo ante una realidad tan alarmante, pero siento ser contundente al subrayar que la escuela actual, por muy variadas razones, es como la purga de Benito.

Primero, porque el sistema educativo es solo un mecanismo más que sostiene el sistema sociopolítico en el Poder, y este es patriarcal, que tiene como base la dominación estructural de hombres sobre mujeres. Para acabar con esto sería necesario la firme voluntad de señalar todos los mecanismos a través de los que se reproduce y asegura esta dominación y transformarlos: educación, religión, medios de comunicación, productos socioculturales y deportivos, etc. Todos entrelazados crean un tejido muy denso, difícil de percibir y de derrumbar. Finlandia es un ejemplo de que no sirve de nada actuar solo desde un mecanismo. Este país, paradigma de sistema educativo de gran calidad, sigue siendo uno de los países europeos con mayor tasa de violencia machista, según datos de la ONU. Puede que en Escandinavia los centros educativos hagan buena labor técnica y social pero no específicamente sobre el sexismo, y eso hace que el machismo y su violencia sigan muy vigentes.

Otro ejemplo lo tenemos estas semanas con nuestras campeonas del mundo de fútbol femenino, que insisten: es importante cambiar presidentes o entrenadores, pero es imprescindible cambios estructurales en ese sistema sociocultural y deportivo.

La escuela no puede hacer nada si no se apuesta por la Coeducación como sistema educativo transversal e integral que incluya la educación sexual y afectiva. Y no, no basta con la impartición de talleres de 2h de duración fuera del ciclo formativo.

No habrá ningún cambio si no cambian los libros de texto, llenos de sexismo.

No será posible ningún cambio si no se dan herramientas pedagógicas y didácticas al futuro profesorado y, por ahora, no hay ni una sola asignatura de este tipo en Magisterio. No me extraña que reproduzcan el sexismo que impregna toda la sociedad. El 8 nos despertamos con la noticia de un chat inmundo de estudiantes de Magisterio de la universidad de La Rioja con frases aterradoras por su machismo. Díganme qué se puede esperar de estos futuros enseñantes.

No se puede esperar gran cosa si las familias no se implican activamente en la educación igualitaria de sus hijas e hijos a la salida de clase.

Y no se puede esperar nada en esas Comunidades autónomas, entre ellas la nuestra, donde partidos que siguen políticas ultraconservadoras tienen la sartén por el mango y niegan la misma existencia del machismo.

Dice el conocido dicho africano «Para educar a un niño hace falta una tribu entera»; somos todas y todos y desde todos los ámbitos quienes tenemos que actuar para cambiar esta situación tan inquietante. Se nos acaban las excusas para no actuar mientras siguen aumentando los actos violentos de jóvenes contra chicas, calcados de lo que ven en los vídeos pornográficos producidos y distribuidos por empresas multinacionales multimillonarias a las que ningún gobierno parece querer parar, mientras en la mayoría de las Comunidades se les niega una educación sexual y afectiva en todos los niveles educativos, y el reguetón sexista es la música más reproducida.

Finalmente, nuestro agradecimiento y reconocimiento al profesorado que se está dejando la piel por una escuela coeducativa, sin medios y con muchas presiones. Se nos están acabando las excusas, ojalá que #seacabó sea un lema real.