A quién votar, con quién reír

Hay una marca de cerveza que plantea con qué político tomaríamos gustosos una cerveza. Su encuesta da matices sobre la simpatía o el interés que producen los líderes. No solo tomaríamos una cerveza con la persona que lidera el partido al que votamos porque distinguimos que una cosa es meter una papeleta en una urna el mediodía de un domingo en un colegio electoral y otra que te tiren una caña al atardecer de un «juernes» en la terraza de una cervecería. Aunque no sé hasta qué punto se hace esa distinción a partir del éxito creciente de políticos que parecen elegidos en pubs a las tres de la madrugada donde saben desempeñarse como conversadores ingeniosos.

El cómico Beppe Grillo fundó el movimiento Cinco estrellas, que suena bastante cervecero en España, y compitió con la simpatía patanesca de Silvio Berlusconi, festero reputado. No se trata de alcohol. George W. Bush, que llegó a presidente de Estados Unidos una vez retirado de una larga carrera de dipsómano, no parecía un tipo divertido para un bar de madrugada, pese a su sonrisa inversa que se ve en tantos nocharniegos. Boris Johnson es bueno para una juerga por dos motivos: es tan fácil encontrarlo en ellas que ni el Covid le impidió montar las más exclusivas de Londres mientras gobernaba el Reino Unido y tiene fama de atleta del humor inglés cruel que coincide con su cara de chico que acaba de romper la vajilla. Se puede ser una mierda de gobernante a la altura del soso James Cameron y también un tío al que agradecerle unas risas al alba.

El último jocker de éxito es el argentino Javier Milei, que se mueve en el humor explosivo del liberalismo libertario en el que las acciones tienen consecuencias, pero no responsabilidad. El secular anarquismo argentino puede acabar en el anarquismo de mercado.

Seguro que estos personajes están bien para rematar una fiesta y seguro también que son tan inconvenientes para el gobierno como los androides de la tecnocracia que estuvieron tan de moda trabajando a favor de los favorecidos en las anteriores crisis.

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