¿Qué pasaría si volviese Trump?

Antonio Papell

Antonio Papell

‘Project Syndicate’, la acreditada página mundial de opinión que se difunde desde los Estados Unidos y con la que colabora buena parte del estamento universitario global, incluidos numerosos Premios Nobel, ha publicado un panel de sabios que responden a una inquietante pregunta: ¿Tendrán consecuencias económicas las acusaciones conta Donald Trump? Responden George Soros, James K. Galbraith, Joseph E. Stiglitz, Jeffrey Frankel, Lawrence H. Summers y Laura Tyson. Aunque las seis respuestas son brillantes, me limitaré a comentar las tres primeras por razones de economía de espacio.

Soros, el mayor enemigo de los reaccionarios del planeta, se muestra optimista con relación a que la justicia norteamericana actuará con el debido rigor contra el expresidente. Los cargos en su contra se van acumulando, cada vez mejor preparados por las fiscalías, y el autor de En defensa de la Sociedad Abierta (su último libro) se atreve a pronosticar que Trump estará en la cárcel cuando se celebran las elecciones de 2024. Y aunque el magnate siga afirmando que es víctima de una cacería de brujas, una cosa es soportar acusaciones genéricas y otra muy distinta responder a cargos concretos de extrema gravedad ante un tribunal. En estas circunstancias —concluye Soros—, si su pronóstico estuviese equivocado y Trump ganase las elecciones, los EE.UU. se enfrentarían a una crisis constitucional muy grave que probablemente provocaría también una crisis económica.

Galbraith, por su parte, se muestra irónico. Asegura que, «como sabe todo el mundo», todos los presidentes recientes de los EE.UU. han cometido crímenes atroces, que incluyen guerra agresiva, asesinatos y torturas, por los cuales ninguno ha sido acusado aún (Watergate, Irán-Contra, los juicios políticos de Bill Clinton y Trump). Por lo tanto —sigue diciendo— el juicio de Trump es político, por lo que, pase lo que pase, el resultado de las elecciones presidenciales de 2024 será rechazado por la mitad del electorado; y cada vez que los republicanos recuperen el control, se producirán desquites y venganzas. De ahí que, de ahora en adelante, cualquiera que sea el partido que controle la Casa Blanca, este se sentirá impulsado a mantener el control por cualquier medio, por sucio que sea. Cuando hay equilibrio de fuerzas —explica Galbraith— los gobiernos expuestos a perder «reaccionan con reflejos keynesiano: mayor gasto, recortes de impuestos, tasas de interés bajas. El Seguro Social y Medicare están protegidos. Pero bajo un gobierno prolongado, extraconstitucional y de un solo partido, la austeridad regresará. Este es el peligro económico [de un retorno de Trump».

Por último, el Nobel Stiglitz lamenta que una mayoría del partido republicano se haya convertido en una secta que rechaza «las principales tendencias en la ciencia y la organización política y social que se han desarrollado desde la ilustración, tendencias que han permitido una prosperidad sin precedentes».

Los delitos de que se acusa a Trump, como socavar la seguridad nacional, lo inhabilitan para la presidencia, por lo cual, sea cual sea el desenlace de los procesos, el tribunal de la opinión pública ya lo ha condenado. Sin embargo sus partidarios y los republicanos temerosos de desmarcarse siguen pensando que los hechos son irrelevantes, dando a entender que Trump está por encima de la ley. En estas circunstancias, Biden volverá a ganar, y quizá los republicanos rectifiquen a fuerza de derrotas, pero esta no es más que una hipótesis, asegura Stiglitz. Y en cualquier caso —concluye—, «en algún momento entre ahora y noviembre de 2024, es probable que los mercados se den cuenta de que se avecina un escenario menos halagüeño. La inversión, especialmente en el extranjero, se mantendrá en suspenso. El mercado de valores puede caer en picado. Desafortunadamente, Biden será considerado culpable y el pesimismo sobre el futuro del país se intensificará. Con eso, EE.UU quedará relegado a la categoría de países con instituciones débiles y política inestable, una reputación que puede tardar años en desaparecer. Incluso si nuestras instituciones logran capear este temporal, el país pagará un alto precio».

Trump es una pústula sin identificar que le ha salido al pueblo USA. Como VOX al español. Estamos además en un territorio irracional e intuitivo de difícil gestión. Por lo que no podemos regatear esfuerzos por mantener las convicciones y los principios que nos han traído hasta aquí.

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