Otro violador y pederasta agraciado
Otro violador y pederasta se ha llevado una gran alegría a cuenta de la ‘ley del solo sí es sí’. Uno más de un suma y sigue continuo, imparable. Un individuo ya juzgado y condenado por agredir sexualmente durante años a una niña, la hija de su pareja, en Eivissa, ha visto cómo su pena de 13 años y seis meses de cárcel se reducía en nada menos que seis años, hasta los siete años y siete meses. Desde que el hombre declaró como investigado hasta la condena pasaron más de cinco años, a los que hay que sumar uno más, el que tardó el Tribunal Superior de Justicia en resolver su apelación y en dictar la nueva sentencia, mucho más benévola para este individuo. Podemos ponernos por un instante en la piel de esa niña, ya joven; en la de su madre. Podemos sentir su profunda decepción, su dolor; cómo reviven el calvario que comenzó con los abusos, se prologó durante los cinco años y medio de proceso judicial hasta la primera sentencia y, después, uno más. Ahora, la última sentencia que cae como una losa. Si a los ajenos al caso nos resulta indignante e injusto (por mucho que sea el resultado de aplicar la ley, la nueva ley que está beneficiando a tantos violadores), podemos imaginar el sentimiento de desamparo de estas dos mujeres. Y la satisfacción del condenado.
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