OPINIÓN

La burbuja del feminismo

Miles de personas recorren Palma en la manifestación feminista del 8M

Miles de personas recorren Palma en la manifestación feminista del 8M / Manu Mielniezuk

M. Elena Vallés

M. Elena Vallés

Son las tres de la tarde. Salen nuestros hijos del colegio. Van a un centro de educación especial porque precisan de muchos cuidados que la escuela ordinaria no nos proporciona. Los propios orientadores de la conselleria cuando llegó el momento de escoger cole a los 3 años ya nos deslizaron que lo ideal sería meterlos en un aula con pocos alumnos de su misma o similar condición, otro currículum y muchos apoyos. Pese a ello, estamos contentas con las profesionales que están con nuestros pequeños. La mayoría son mujeres, claro. Las que estamos con nuestras furgonetas con rampa esperando a los niños fuera también lo somos. Pregunto a alguna si va a ir a la manifestación o manifestaciones. Casi todas desconocían que hubiera dos. Una contesta que no irá a ninguna: «Fui a la más multitudinaria, la de 2018, estábamos todas juntas. Lo de ahora parece que se ha convertido más en una suerte de posición en torno a la ley trans que en una reivindicación de las decenas de cuestiones que lastran a las mujeres como feminicidios, brecha salarial, techos de cristal, violencia sexual o desigualdad en los cuidados». El caso es que ninguna de esas madres va a poder ir a la manifestación: les toca llevar a los niños o niñas a sus terapias, a alguna cita médica o trabajar. Tampoco podrán ir en el futuro, aunque sus hijos cumplan 16, 18 ó 30 años. Un gran porcentaje asume la crianza en soledad, pese a que el niño tiene padre según el libro de familia. Y sólo quiere que sus condiciones materiales de vida mejoren. Que sus carreras profesionales prosperen. Y poder tener algo de tiempo libre porque su vida gira en torno al cuidado de unos niños que presentan en muchas ocasiones enfermedades raras incurables.

Digo esto porque al feminismo no puede sucederle lo que le pasa a la izquierda de este país, que ha desatendido durante tanto tiempo lo material y se ha olvidado de la clase obrera y la media ya empobrecida. El feminismo no debería entrar a vivir en una especie de burbuja elitista y académica, donde se baten diferentes corrientes tras las cuales también se amagan intereses partidistas y electorales. ¿Soy una feminista radical, marxista, de la diferencia? El feminismo no es identidad, el feminismo es un acto político que debe comprometerse con la vida de las mujeres, como esas madres que no saben que hay dos manifestaciones pero sus vidas son cada día peores porque cobran menos y reducen la jornada laboral al ejercer de cuidadoras, porque les suben los pañales de sus hijos y han de pagar sillas de ruedas imposibles o porque el sueldo no les da para las terapias.