El «paquete» ha sido entregado. Enric Mas Nicolau, ha quedado segundo en la Vuelta España 2022, firmando un estrepitoso fracaso —según algún que otro atleta de chaise longue y botellín— tras rodar 3.280,5 miserables kilómetros de competición en tres semanas, más miles de horas de entrenamiento, enfrentándose a otras «máquinas a pulmón».

Antes de deslizarme a rodar por el asfalto plastificado del teclado, conviene recordar el enorme esfuerzo físico y mental que supone la práctica deportiva, que como es sabido puede ser modulado por quien lo desarrolla, en función de su voluntad y capacidad. El ciclismo no es una excepción; más bien presenta por su dureza una elevada exigencia. Si, además, se desarrolla en un ámbito competitivo, bien sea aficionado o profesional, puede convertirse en verdadero calvario, ya sea por el momento concreto, ya sea por lo que ha costado llegar a ese punto de forma física.

A todo ello, una vez en competición, siempre habrá quien no te alcance y quien te supere. En estas debía estar Enric Mas Nicolau al finalizar la etapa de la vuelta a España en La Guardia, cuando tras llegar a meta y estar «descargando piernas» sobre su montura, un «locuaz animador» le llamó «paquete». Mas acababa de hacer un buen papel en la carrera —hecho irrelevante en ese contexto— y amén de relajar los cuádriceps, debía estar analizando su resultado o quizás pensando en un buen masaje y en una superficie viscoelástica. ¿Con qué derecho, un sujeto —desde su charco de confort— le insulta? ¿Acaso Enric no respondió a expectativas imperialistas? ¿Le satisfará, hoy, el segundo puesto en el podio madrileño? En fin, es lo que hay…

El ciclista se encaró con el «motivador en prácticas», y seguro que ha tenido reacciones más edificantes, pero ante los hechos, su respuesta fue comprensible. Al día siguiente, llegó a quitar hierro al asunto.

Continuando a pedales y dejando el ciclismo profesional, recientemente se ha apreciado por supuración digital, la halitosis de una cavidad bucal masculina en un momento concreto. El instante fue registrado en vídeo y profusamente difundido. La literalidad de la escena recordó la escatológica máxima; «hay culos más limpios que algunas bocas». El hecho se sitúa varios días más tarde del encontronazo de Enric Mas. Transmitido en Twitter y recogido por múltiples medios de comunicación, constituyó una nueva y peyorativa referencia al comportamiento ciclista durante el desarrollo de una carrera en Fortuna (Murcia).

En esta ocasión el repugnante dardo verbal, armado con las palabras «te pesa el culo», lo profirió nuevamente un varón que formaba parte de los servicios auxiliares de la prueba. El «grito de ánimo» iba destinado a una ciclista aficionada que estaba pasando dificultades sobre una bicicleta. Pero Cecilia Sopeña Espa, la esforzada destinataria del «piropo», no se amilanó. Se dio la vuelta y se enfrentó, como Mas —aunque con mayor acierto verbal— al jocoso representante testosterónico y le recriminó su comportamiento. El macho evidenció su gordofobia reiterando el insulto, se mofó androcéntricamente de ella, la retó con un «¿te pasa algo?», la mandó a tomar por culo —¡qué fijación! — y declaró su indiferencia por la grabación que la ofendida estaba realizando. Eso le dolió, a Sopeña. Lo evidenció junto a su impotencia, llegó a justificarse explicándole al interfecto que tenía problemas bulímicos y continuó sufriendo sobre la bicicleta.

A mayor abundamiento, la ciclista con miles de seguidores en redes sociales, ha declarado al respecto: «Lo que menos entendí fue el comportamiento de la gente de su grupo, nadie le dijo ni le recriminó nada». Lo hizo en el medio digital El Desmarque, en el que desveló también que «está sufriendo un fuerte acoso a través de redes sociales «con más de 1.000 mensajes diarios con insultos como ‘gorda’, ‘feminazi’, ‘patética’, ‘energúmena’…».

Cuesta ordenar por nefasta importancia cada una de las conductas descritas, de tener que elegir solo una, creo que me quedaría con el —cómodo y no tan aislado— silencio cómplice de «la gente de su grupo», por esa muestra social de «cobarde actitud de rebaño» que cobija el machismo.

¡Admirable! Cecilia Sopeña. Enhorabuena a Enric Mas por su clasificación en la Vuelta y especialmente por su valor al confesar el miedo en los descensos. Hago extensivo el reconocimiento a la ganadora de la prueba Annemiek Van Vleuten, y en la categoría masculina a Remco Evenepoel.