Hace justo hoy un año, con el apoyo del 99,7% de los afiliados del Partido Popular, asumía la presidencia del Partido Popular. Desde entonces y hasta este día he trabajado sin descanso en construir una alternativa de moderación, de libertad y, sobre todo, de gestión a los ciudadanos de Balears. Y es que cuando ya quedan menos de diez meses para las elecciones autonómicas de mayo de 2023, vemos que si algo ha faltado estos últimos años es la gestión. Precisamente por eso, porque siempre se ha identificado a un partido con la gestión, los ciudadanos cada día miran más al Partido Popular. Ahora, es lo que piden, es lo que esperan de nosotros y es lo que les vamos a ofrecer.

Después de una gestión de la pandemia marcada por la improvisación, con semáforos que se incumplían, una gestión que pasaba de aplicar las más duras restricciones a costa de los pequeños empresarios de la hosteleria, a permitir conciertos que acabaron en macrobrotes de escala nacional, y ahora que volvemos a la normalidad, vemos la absoluta falta de gestión por parte del Govern de Francina Armengol.

En Sanidad, con más recursos públicos que nunca, las listas de espera han aumentado en siete años un 20% en Balears. Cerca de medio año de espera para una operación. La pandemia no es excusa, puesto que otras comunidades tienen la mitad de tiempo de espera, como son Galicia o Madrid. Día tras día vemos las urgencias saturadas, la atención primaria desbordada y los profesionales sanitarios al límite y atribuyendo lo que está ocurriendo a la falta de planificación y previsión del Govern y a la falta de políticas de atracción y fidelización de los sanitarios. Armengol confunde gastar con gestionar.

En Educación, el Govern ha pasado de oponerse ferozmente a la LOMCE a exigir a los profesores aplicar deprisa y corriendo los nuevos currículums de la Ley Celáa de Pedro Sánchez, que suponen la mayor devaluación de nuestra educación y una amenaza por nuestras futuras generaciones. Además, con más recursos que nunca, han quedado por hacer el 80% de las infraestructuras educativas previstas, aumentando los barracones.

En Vivienda, los precios han aumentado en siete años un 50% en Balears, pasando de alquileres medios de poco más de 600 euros a superar los 1.000 euros. Se ha persistido durante siete años en políticas intervencionistas, de imposiciones, de obligaciones, de ataques a la propiedad privada, de expropiaciones, que solo han servido para agravar el problema ante la desconfianza de los propietarios. Un fracaso que se ha traducido en un problema para servicios públicos y empresas, ante la falta de trabajadores, que se van de las islas.

Después de siete años pregonando el cambio de modelo económico de las islas, demonizando el turismo y después de aprobar una ley cuyo principal objetivo es decrecer y que vengan menos turistas, Armengol solo es capaz de sacar pecho hoy de la riqueza y el empleo generado, precisamente, por la reactivación del sector turístico tras dos años de pandemia. Sin embargo, incluso aquí se evidencia la falta de gestión, en la sensación de saturación fruto de la deficiente previsión en la respuesta a la recuperación de las cifras prepandemia. Y no se trata de decrecer, sino de gestionar dentro de los límites existentes.

Toda esta gestión que ha faltado, es lo que venimos a ofrecer, es lo que vienen a aportar y a poner al servicio de las administraciones y los ciudadanos, los hombres y mujeres libres y valientes del Partido Popular. Después de ocho años, es la hora de la gestión.