La legislatura está siendo de infarto. Tras dos años de pandemia, ni en el peor de escenarios hubiéramos imaginado la crueldad de la invasión rusa de Ucrania, la destrucción acumulada en un mes de guerra, y el impacto tremendo en el conjunto de la economía europea. La payesía está al límite. El domingo 20 de marzo se expresó de forma contundente. También la pesca está al límite. No es el momento de andarse con florituras. Es necesario focalizar mensajes y tratar de apuntar las medidas que puedan arrojar alguna certidumbre.

En primer lugar y casi como un aviso a navegantes. Me duele la desesperación que viven todos y cada uno de los agricultores y agricultoras, pero es un momento adecuado para recordar que si hemos logrado resistir las circunstancias de estos años, ha sido, en primer lugar, por la unidad del sector trabajada a pulso por las organizaciones, y en segundo lugar, por una Conselleria que ha apostado desde el principio por fortalecer a las organizaciones y por la interlocución y negociación constante para definir y articular las medidas de la forma más consensuada posible. Este es el principal elemento de certeza y seguridad que hemos de trasladar con mucha pedagogía a las bases de las organizaciones con mucha pedagogía.

En segundo lugar. En Islas Baleares, tenemos 10.260 explotaciones agrarias, de las cuales, unas 5.600 son perceptoras de la PAC. De todas ellas, hay 1.300 explotaciones prioritarias y profesionales a nombre de personas físicas, y otras 863 explotaciones a nombre de sociedades como pueden ser cooperativas, SATs o Sociedades Rurales Menorquinas. En momentos de crisis como los que vivimos, considero que las medidas y líneas de ayuda que se articulen tiene que ir de manera directa y exclusiva a este tipo de explotaciones que son las que mantienen el tejido productivo económico del sector primario, y son aquellas cuya renta depende fundamentalmente de esta actividad.

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En tercer lugar. Estamos en una semana clave de reuniones a nivel europeo, estatal y autonómico, que terminarán el 29 de marzo, día en el que se espera que el Consejo de ministros adopte el Plan de Acción en el que el sector primario deberá ser protagonista. Entendiendo la desesperación, es importante trasladar que estos tiempos son necesarios para poder adoptar las medidas de la forma más coherente posible.

Todo apunta a que las medidas fiscales tendrán un peso importante. La propia Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIREF) está señalando dos ideas. En el corto plazo, la inflación en los productos y servicios en los que menos varía la demanda, como por ejemplo el consumo de alimentos, subirá la recaudación del IVA en cerca de 3.500 millones de euros, dejando margen fiscal para responder a los compromisos de gasto público. Por otra parte, las finanzas públicas se están viendo favorecidas y se observa una recaudación de ingresos importante en los últimos meses, lo que deja margen a las medidas de rebaja fiscal que se plantean. En este sentido, las propuestas para aumentar hasta el 100% el porcentaje de devolución del impuesto de hidrocarburos a los profesionales agrarios, rebajar el IVA de ciertos insumos muy concretos, la bonificación del gasóleo pesquero o agrario, y desde luego, aumentar el porcentaje de IVA compensado al sector agrario y ganadero hasta al menos el 15%, son medidas que es posible tomar de manera temporal

En cuarto lugar, se está poniendo todo el empeño para aumentar la liquidez de las explotaciones agrarias y ganaderas, tratando de abonar las subvenciones pendientes. En este sentido, solo recordar que la Consellería de Agricultura, Pesca y Alimentación en los meses de enero y febrero abonó 2 millones de euros de las líneas de INEA y de Industrias Agroalimentarias, casi 5 millones de euros de las ayudas asociadas y en los meses de marzo y abril está previsto el abono de los 2,5 millones de euros por la línea de Pagos Compensatorios de Zonas de Montaña y Zonas con Limitaciones específicas que son ayudas que van directamente a los profesionales. En este mismo sentido, se está trabajando para resolver y pagar una serie de líneas importantes por el volumen económico que representan como son las de apoyo al sector del ovino y porcino, la ayuda de sequía y la ayuda de mantenimiento del sector lechero, todas ellas del año 2021, pero cuyo plazo de presentación terminó en todos los casos a primeros de noviembre, por lo que apenas han pasado 4 meses.

Finalmente, las crisis siempre marcan momentos de oportunidad. Hay un último escalón que habrá que recorrer para terminar de fijar este particular «escudo social y económico para el sector primario». La crisis ha mostrado de forma evidente que ha llegado el momento de articular de manera estable una ayuda al transporte de materias primas e insumos al sector agrario y ganadero que cierre el régimen insular balear de apoyo al sector y que ya se apunta en la nueva PAC y por último y tras varias convocatorias de prueba, un sistema de apoyo público lo más estable posible de créditos a la inversión y créditos en circulante y gastos corrientes que mejore la financiación de todo el entramado de explotaciones y empresas agrarias.