El Partido Popular propició en el año 2012 un cambio radical en la uniformidad de la Policía Local de Palma, que influyó en el resto de plantillas de la CAIB. De hecho, se modificó la normativa. El imperante bicolor azul con tonos reflectantes amarillos se convirtió en un azul oscuro tirando a negro, confundiéndose fácilmente con el Cuerpo Nacional de Policía.

El centralismo cromático no afectó a la identidad de las plantillas de los pueblos, dado que se seguía diferenciando del verde de la Guardia Civil.

La transformación fue bien recibida por el colectivo. Tejidos de mayor calidad, tanto técnica como funcional. El avance estético también fue innegable. El color oscuro estilizaba aún más si cabe las figuras humanas, y el nuevo diseño incluía hasta boinas «de comando», complementado con múltiples accesorios de intervención: pistolas alojadas en fundas tácticas adheridas a los cuádriceps, armas largas blandidas en controles policiales, contando con cadenas de pinchos retráctiles. Envuelto todo ello en ese color azul tirando a negro. Se proyectaba una firme imagen operativa de campaña, que favorecía el nuevo modelo policial basado en la seguridad ciudadana.

En la multicolor legislatura del año 2015, el Partido Socialista Obrero Español, coaligado con Més per Mallorca, que ostentó la jefatura legal de la Policía durante dos años, y la confluencia de Podemos Som Palma, recibió con todos los parabienes la nueva imagen corporativa, mantenida hasta ahora. Y a pesar de anunciar que modificaría el modelo policial que representaba, el PSOE no solo no lo ha hecho aún, sino más bien lo ha potenciado.

Cuando se ven salir del cuartel de Sant Ferran a determinadas unidades, no se sabe si van a desarrollar sus propias funciones o a coger un avión para reforzar un contingente internacional de seguridad.

El tema no es fácil. Por un lado, tenemos de acuerdo a los políticos junto a los policías, y por otro, enfrente, a los ciudadanos ajenos a las disquisiciones de este artículo.

La imagen descrita condiciona la actuación de la Policía Local, encarrilándola hacia funciones compartidas, en detrimento de las propias. Por otro lado, visualizados a cierta distancia hay que esforzarse para determinar que son Locales.

Si no se mide con prudencia, la exposición de una fuerte presencia policial fuertemente pertrechada, puede generar un efecto inverso al deseado y en lugar de seguridad, generar intranquilidad. Incluso hostilidad por transmitir un impacto visual represivo.

Aunque no todos, en la Policía palmesana una parte significativa de sus efectivos presenta esa apariencia de alta especialización de las unidades de intervención, que fomenta una barrera invisible con los ciudadanos y «pone en su lugar» el manido reclamo electoral de proximidad. Adolece en definitiva de accesibilidad afable.

Este tipo de uniformidad, disminuye además la seguridad de los propios agentes, dado que al no incorporar elementos fijos reflectantes, se hallan más expuestos en los servicios nocturnos (el disponer de material desmontables de alta visibilidad no garantiza su uso). Y lo más importante, fomenta la menor dedicación a sus funciones exclusivas en aras a disminuir la violencia ambiental; Tráfico y Ordenanzas.

La identidad corporativa es una valiosa Marca, que empieza por la imagen que se proyecta. Es el primer signo de la línea profesional por la poderosa información no verbal que transmite. Debe individualizar claramente y ser coherente con su «obligación de mercado». Y la uniformidad de la Policía Local de la CAIB, en general, desde mi punto de vista no reúne estos requisitos.