Los vecinos de Pere Garau nos hemos levantado estos días con unos panfletos publicitarios del equipo de gobierno de Cort en el que se nos recuerda su noble hazaña en el barrio: se han plantado macetas gigantes por todo el barrio con unos arbustos para dar sensación de bosque urbano. Es el nuevo bosque urbano de cemento, todo un anillo grisáceo para hacer del barrio un lugar menos accesible a pie y en coche –ya haremos cuentas de cuántos aparcamientos se han perdido-.

La campaña electoral ya ha empezado en la planta noble del Ayuntamiento y, como siempre, la pagamos los palmesanos, con nuestros impuestos. En la actualidad, en Palma, el alcalde, José Hila, está más preocupado por el bombo y platillo que por las necesidades actuales de sus vecinos, y eso lo vemos plasmado en el día a día. En Pere Garau, la actuación del Ayuntamiento no se ha consensuado con los vecinos, no plantea inversiones para dotar los equipamientos que necesitan hoy los vecinos y ha provocado diferencias sociales y económicas en el mismo barrio. A todo esto, debemos sumar un transporte público insostenible, que genera más ruidos, vibraciones y contaminación.

Hablamos de Pere Garau, pero también de Camp Redó. Un barrio con grandes diferencias sociales. Los vecinos de las viviendas sociales sufren el abandono del Pacte. Las llamadas a la Policía a altas horas por culpa de actos vandálicos no suelen surtir efecto, tampoco la limpieza por parte de Emaya. Durante años se ha permitido la okupación de edificios y viviendas municipales y se ha silenciado a los vecinos de toda la vida con la estigmatización del lugar. Hoy tienen un mercado municipal cerrado, sin proyecto y sin futuro a la vista.

La dejadez del Ayuntamiento es contaminante. Se expande como el virus y ya lleva meses afectando a s’Escorxador. El antiguo matadero se convirtió en lugar de ocio y restauración, pero hoy no quedan más que un par de negocios que sobreviven, mientras la joya del recinto acumula polvo y persianas bajadas.

Palma necesita vitalidad, dinamismo y pluralismo. Debemos recuperar el orgullo y el éxito de una ciudad turística abierta al mundo, ahora perdido por culpa del actual gobierno. Vemos la Palma del futuro dibujada en el nuevo Plan General de Ordenación Urbana, pero no vemos proyecto para las Galerías de Plaza Mayor, ni para los mercados municipales, s’Escorxador, el Velódromo de Tirador o la Playa de Palma. Seguimos esperando reformas en parques y plazas, infraestructuras en barrios, mejora de limpieza y un transporte público de calidad.

Desde el Grupo Municipal Ciudadanos Palma trabajamos día a día, a pie de calle, con nuestros vecinos, escuchando y aportando soluciones y alternativas para que su voz sea escuchada en Cort. Sé que no es tarea fácil en una ciudad tremendamente polarizada por un equipo de gobierno apoyado en lobbies populistas y rupturistas, pero sé también que hemos trabajado y seguimos trabajando, y luchando mucho, para que la alternancia del bipartidismo no vuelva. No vamos a tirar la toalla porque sólo Cs aporta la participación ciudadana, la regeneración política y la lucha contra la corrupción y el clientelismo. Somos el contrapeso a la estridencia, el populismo y la sinrazón. Frente a la estridencia, el partido liberal pone sensatez; frente al populismo, ponemos cultura, y ante la sinrazón nosotros aseguramos libertad, igualdad y fraternidad para Palma.