Esta semana arrancamos el inicio del nuevo curso político, un año clave para la legislatura y la consecución de los objetivos que nos propusimos con los Acuerdos de Bellver. La situación actual es bien distinta a la de hace dos años, será necesario adaptar este pacto a la realidad surgida tras la pandemia. Sin embargo, las Illes Balears deben afrontar una serie de emergencias y retos de futuro conectados entre ellos por un concepto clave que los impregna: sostenibilidad.

¿Y de qué retos estoy hablando? Pues básicamente tres: una emergencia climática cuyos efectos ya estamos sintiendo y nos amenaza; una excesiva presión humana sobre el territorio que provoca una falta de recursos desde la dificultad de acceso a la vivienda a la masificación de nuestras infraestructuras; y finalmente, la necesidad de una diversificación de nuestro modelo productivo que permita superar el monocultivo que ofrezca alternativas reales a nuestros jóvenes para que no tengan que decidir entre turismo o irse. Estos retos van relacionados y al abordar uno también estaremos abordando los otros dos.

Porque cuando hablamos de sostenibilidad es necesario entenderla en el sentido amplio del término. No solo hablamos de medio ambiente o energía, sino que hay que incorporar perspectivas como la económica, demográfica y social. Las islas tienen que hacer una apuesta clara por una sostenibilidad de manera transversal, involucrando al conjunto de sectores y población. Si queremos garantizar el acceso a la vivienda, ofrecer empleos estables y cualificados o parar el cambio climático es urgente incorporar ya la sostenibilidad, en su sentido amplio, a nuestras políticas.

Una vez iniciado el curso político, en los próximos meses encaramos la negociación de los presupuestos con unas prioridades claras dirigidas a afrontar estos retos. En las cuentas se tienen que ver reflejadas estas intenciones, pues es a partir del reparto de recursos donde aterrizan las prioridades políticas. Y no solo en nuestros presupuestos, sino también en los del Estado y en cada una de las administraciones de este país.

En este contexto, quiero recordar que para Unidas Podemos no es necesaria ninguna ampliación de ningún aeropuerto de las islas, no lo era antes de la pandemia ni mucho menos lo puede ser tras ella. Si algo se ha puesto de manifiesto es la urgencia para diversificar nuestro modelo económico y productivo. Para ello necesitamos iniciar un debate serio y colectivo para establecer qué límites podemos soportar y definir una estrategia compartida, el crecimiento infinito en un territorio limitado es físicamente imposible. No es cuestión de ideologías, sino de hechos demostrados científicamente. Somos conscientes que este proceso no se puede realizar de un día para otro y de que el turismo tiene que seguir teniendo un papel clave. Sin embargo, hay que empezar ya a abordar estos retos, con políticas dotadas económicamente y con valentía política.

A lo largo de los próximos años nos jugamos el futuro de las islas. Tanto desde el Govern como en el Parlament, Unidas Podemos va a poner la sostenibilidad de nuestro modo de vida encima de la mesa. El objetivo no es otro que el de dejar unas islas más habitables, con mejores condiciones de vida para la gente y con garantía de que así van a seguir siéndolo en el futuro.