El Barça se ha erigido estos últimos años en uno de los mejores equipos de fútbol de la historia. Las Illes Balears en uno de los mejores destinos turísticos del planeta.

Pero contar en tu plantilla con mejor jugador de fútbol del mundo, o en el caso de las Illes Balears, tener los mimbres para ser el destino turístico más próspero no es garantía, ni de excelencia ni del mantenimiento del liderazgo en el tiempo.

Hay, por tanto, cierta analogía entre la responsabilidad el Govern y la responsabilidad de la junta directiva de un club de fútbol tan emblemático como lo es el FC Barcelona.

En ambos casos se requiere de una buena gobernanza con objetivos definidos para mantener la posición de liderazgo. En el caso del FC Barcelona más orientada a éxitos deportivos y en el caso del Govern orientada al bienestar y a la prosperidad de los ciudadanos.

El ejemplo reciente del FC Barcelona, con una gestión económica muy mejorable que desemboca en la pérdida de su jugador icónico, Leo Messi, nos debería hacer reflexionar sobre la gestión del Govern.

Un Govern que se encuentra con la posibilidad de gestionar una ingente cantidad de dinero (como el FC Barcelona hace unos años) que proviene, en este caso, de los fondos europeos. Dinero que se debería invertir en proyectos transformadores que garanticen la prosperidad de las Illes Balears. En ganar futuras Champions turísticas.

Las transiciones son difíciles y es imprescindible invertir con acierto los recursos. No gastar el dinero de manera caprichosa como lo haría un nuevo rico.

El proyecto estrella del Govern, el tranvía de Palma, se asemeja mucho al fichaje de un jugador caro de otro club (tecnología de fuera) que evita, con su presencia, que un joven de nuestra cantera ascienda en su carrera deportiva.

La junta directiva del Barça cuando también fichó algún «tranvía» cuando disponía de dinero. Seguramente porque no tenía, o no siguió, ningún plan estratégico consensuado. Plan estratégico o Estrategia de Especialización Inteligente (RIS3 2021-2017) de la que también carece el Govern.

La inversión del Govern de las partidas que provienen de los fondos europeos debe ir orientada a fortalecer nuestra especialización turística, para transformarla en un modelo de éxito más sostenible y seguro, potenciando el sistema turístico circular. Debe servir, la inversión, para favorecer la innovación, apoyando disrupciones empresariales que complementen y amplíen nuestros sectores productivos. Con apuestas orientadas a atraer y retener talento, sobre todo de jóvenes.

Gestionar el talento, gestionar la cantera.

Sin olvidar nuestro pasado, los destinos maduros, los jugadores veteranos. Que tienen un papel importante, a los que hay que reimpulsar adaptándolos a nuevas realidades.

Si Francina Armengol quiere evitar tener que protagonizar una rueda de prensa como la que convocó hace unos días Jan Laporta, deberá evitar la autocomplacencia, escuchar a todos los sectores y facilitar la transferencia de conocimiento público-privado o, mejor aún, privado-público en auténtica colaboración, para que el dinero recibido para la transformación de nuestra economía sea realmente invertido y no dilapidado.