La acertada intervención del diputado de Más País, Íñigo Errejón, en el Congreso de los Diputados, poniendo sobre la mesa la acuciante problemática que afecta actualmente a la ciudadanía, debería servir para concienciar a la Administración sobre la necesidad real y urgente de dotar de recursos de atención psicológica a la población.

Frases desafortunadas del tipo «vete al médico», propias de una persona con total falta de empatía, no hacen más que reflejar el desconocimiento, el desinterés y la poca sensibilidad que destilan algunos políticos respecto a la realidad que muchas personas padecen, y la falta de información y de conciencia social sobre el significado verdadero de lo que entrañan los problemas de salud mental.

Frivolizar sobre este tema es siempre inadmisible y más ahora, cuando son miles y miles las personas en este país que presentan una afectación psicológica como consecuencia de la pandemia que estamos viviendo: personas con miedo a morir, personas que preferirían no vivir, personas vulnerables y frágiles psicológicamente, familias que han perdido a un ser querido por la covid-19.

Preocupan enormemente las consecuencias devastadoras que la pandemia está teniendo en el bienestar de la población y preocupa especialmente que el estigma que pesa sobre la salud mental por comentarios despectivos como los que hemos escuchado repercuta en que muchas personas que están sufriendo un dolor emocional -tanto o más perjudicial que el físico- lo hagan en silencio, cuando lo que realmente necesitan es ser escuchadas.

¿Por qué cuesta tanto que la clase política se ponga de acuerdo en una estrategia de salud mental que vaya más allá de buenas intenciones y dote al sistema sanitario de profesionales de la psicología en un número suficiente como existen en Europa, hoy por hoy? ¿Por qué existe tanta reticencia a afrontar este problema que estamos padeciendo? Porque, no nos olvidemos que esto no es una cuestión nueva. Es una reivindicación histórica dirigida a todos los gobiernos de este país a los que se les ha recordado e insistido vehementemente la necesidad de ofrecer a la ciudadanía una cobertura pública de la atención psicológica. ¿La salud mental no es un tema prioritario? o ¿será que supone una inversión económica considerable?

Siempre desde el rigor científico que avala el estatus de nuestro colectivo profesional como pilar fundamental para el bienestar de la ciudadanía, como Colegio Oficial de Psicología seguiremos trabajando para que el acceso a la atención psicológica sea reconocido como un derecho de todas y de todos. Por eso, reclamamos una vez más un compromiso real de la clase política y soluciones tangibles para evitar que el problema de salud mental que está latente «se nos vaya de las manos».