El test ha dejado de ser una forma complementaria de diagnosticar algo para convertirse en la forma de diagnosticar a alguien. Dices que quieres más Covid-test, que no se están haciendo suficientes test a la población, y te diagnostican de Vox. Dices que ni lo uno ni lo otro, y entonces resulta que eres pepero. Si criticas lo anterior, si criticas la crítica de los anteriores aunque no hayas hecho test alguno, entonces estás en la izquierda, a la sombra gris de la izquierda.

Lejos de querer testar a nadie, los ciudadanos firmamos un contrato con el Gobierno, adquirimos un acuerdo de voluntades imperativas en el que -renunciando a nuestra libertad- pactamos que trabajaría cumpliendo con la parte que le tocaba. Esas fases, esas escaladas no escritas eran, una, ofrecer información veraz, completa y en tiempo real; dos, proveer de material de protección a toda la población expuesta, y tres, testar a todos los ciudadanos posibles a resultas de la especialidad infecciosa del bicho en cuanto al peligro, sobre todo, de los asintomáticos activos.

De ese acuerdo, de ese pacto bajo denuncia o incluso prisión preventiva a favor del Estado, es evidente que nuestro grado de cumplimiento ha sido masivo, que mayoritariamente hemos cumplido y ganado con nuestra parte del trato. Pero que nadie se engañe, no puedes/pueden detener a un patógeno recluyéndote eternamente. Decía hace poco en un tuit que creer que al virus se le elimina con aislamiento es como decir que a un asesino se le elimina escondiendo perpetuamente a la víctima. Claro que estamos a favor de prorrogar la alarma si es necesaria mientras tanto, claro que conocemos la importancia de romper la barrera epidemiológica del contagio con el patógeno, pero a cambio de algo, mientras algo. Ese 'mientras' define la importancia de lo que no se ha hecho, y es que el confinamiento era precisamente con la finalidad de que 'mientras' era efectivo nuestra contraparte iba a dedicarse en cuerpo y alma a hacer su tarea. Y no ha sido así, y lo peor, no está siendo así.

No haberlo hecho (según la derecha), no haberlo podido hacer (según alguna parte de la izquierda ausente de autocrítica), o incluso negarse a hacerlo, no es rayar en la inconsciencia, no es desoír el mandato social, no es ser Martínez el facha. Es simplemente reclamar -no ya las responsabilidades de no haberlo hecho- sino obligar a nuestro socio a cumplir, que sepa dónde estamos, que teste masivamente a la población.

Para defender al gobierno en la crisis se ha intentado deslegitimar la sensibilidad y la especificidad de los test del mercado. Se ha convenido en que no es importante para toda esta crisis conocer ni quién está infectado sin presentar síntomas ni quién ya ha pasado la infección, como si eso tuviera asidero no ya político sino científico. Han utilizado un argumento científico ("que los test fallan") para apuntalar al gobierno defendiendo su limitada generalización. Otros argumentos curiosos han sido el número, la comparativa con otros países, o las certificaciones de organismos ajenos, unos propios (OMS), otros que no tienen nada que ver (OCDE), para avalar la gestión de la pandemia. Otro error, porque no sólo es importante el número de pruebas sino qué tipo de pruebas y para qué contexto de población.

De los más de 60 kits que pululan por el mercado, algunos buscan anticuerpos (IgA, IgM o IgG) o anticuerpos totales, basados en inmuno-cromatografía y a los que llamamos rápidos. Otros se fundamentan en técnicas de ELISA o la famosa PCR, unos buscan el bicho, otros buscan su efecto. Cada uno tiene -aún sus deficiencias en cuanto a la sensibilidad de los primeros- sus propias atribuciones, su propia indicación y su propio tiempo, fundamentalmente porque los que rastrean anticuerpos dependen del tiempo de la respuesta inmunitaria del infectado. Por ejemplo, para seguimientos de sintomáticos en centros sociales la indicación no son los test de anticuerpos, igual que para sanitarios asintomáticos en contacto con infectados la indicación es la PCR, no teniendo sentido hacer detección de anticuerpos.

¿Es excusa civil, argumento popular, no hacer pruebas porque den falsos? Es posible. ¿Es un error científico no hacer masivamente pruebas en función de las características de cada grupo en este momento de pandemia? ¿Es un error no hacerlo aunque existan falsos positivos (a los que aislamos obligatoriamente) y falsos negativos, que por nula conciencia de enfermedad van a sobre-infectar a la población? Sin duda alguna

Si no dejamos de hacer resonancias, o TAC que arrojan falsos positivos y falsos negativos, si cualquier tratamiento, de base estadística, se fundamenta en el error, si los controles de de drogas de la DGT dan falsos, por qué los hacemos.

Sólo hay un camino aunque sea a costa de errores. Saber para actuar, test frente a testis. La política, y sus diagnósticos, tendrán que esperar.

Médico-Forense, especialista en Medicina Legal y Forense

@Alarconforense