Carecer de información objetiva debería desautorizar a quienes prefieren elegir lo peor de entre lo posible aunque su opinión, y también por lo que hace a cuestiones sanitarias, no pueda sostenerse. A modo de introducción, se publicaba el día 13 en este mismo diario que un bufete de abogados proyecta demandar a los fabricantes y distribuidores de Nolotil (nombre comercial del analgésico Metamizol) por haber causado la muerte de 10 británicos y efectos nocivos a otros muchos.

Lo cierto es que la denuncia retrotrae a la estrategia que en años pasados utilizaron algunos turistas de allí para conseguir sustanciosas indemnizaciones aquí, fingiendo gastroenteritis causadas por la comida en malas condiciones que les habrían servido en el hotel donde se alojaban. Finalmente quedó patente la falsedad, como sin duda ocurrirá en el caso del fármaco, para el que no se ha demostrado una distinta sensibilidad entre los habitantes del norte o sur de Europa pese a la monserga sin fundamento científico de una tal Cristina García.

Parece obvio que percepciones e interpretaciones debieran subordinarse a evidencias que, de no existir, obligarían a poner en solfa los prejuicios. Sin embargo, suele ocurrir todo lo contrario incluso entre presuntos enterados y, para muestra, un botón. Ahí tienen a Juan Gérvas, médico extremeño ya jubilado y -quizá con demasiadas ganas de convertir su libro en best-seller- afirmando estupideces que quiere hacer pasar por verdades que otros omiten, según sugiere, por oscuros intereses. Entrevistado en Palma, afirmó hace poco que la vacuna antigripal es inútil. Pero encaramarse a la fama de incorruptible denunciante precisa de más y así, en estas mismas páginas (junio de 2013) aseguraba que no hay que medirse el colesterol jamás, que la práctica de 5 TACs (un tipo de exploración radiológica) equivale a la irradiación de la bomba lanzada sobre Hiroshima o, entre otras demostraciones de una inepcia sin límites, que "millones de personas no sobreviven al cáncer sino al médico".

Como puede advertirse, el ámbito sanitario ejemplifica, quizá como ningún otro y debido al interés de cualquiera por mantener su salud, la necesidad de contar a cien antes de hablar, y difundir noticias con más raíces en las creencias y apriorismos que en la ciencia, no sólo dice poco de sus autores sino que puede causar el efecto contrario al que, siquiera en teoría, se persigue. El mencionado Gérvas es, como suponer mayor toxicidad del Nolotil en los nacidos al norte de los Pirineos, la punta de un iceberg en que el talibanismo y la dramatización oscurecen lo que debieran ser atisbos de esperanza. Para empezar, las vacunas -más allá de la antigripal, aunque sólo sea para orillar al indocumentado- representan uno de los mayores avances sanitarios y, pese a lo que afirman algunos, no causan autismo como se ha propalado.

Por abundar en el tema y por lo que hace a las estatinas, empleadas para reducir los niveles de colesterol, en años pasados eran denostadas por los efectos nocivos que se les atribuían, pero resulta que muchos no eran causados por ellas y por ende, se han demostrado indudables beneficios no únicamente por disminuir el riesgo cardiovascular sino que, además, parecen mejorar el pronóstico de algunos tumores (próstata, colon€) y rebajar el riesgo de afectación retiniana en caso de diabetes.

Los teléfonos móviles distraen, pueden convertirse en adicción y su manejo intempestivo ser causa de accidentes; sin embargo, no se ha demostrado -como se sugería- relación de los mismos con la aparición de tumores en el sistema nervioso central. El alcohol debe consumirse con precaución, por supuesto, pero un par de copas de vino al día (mejor que cerveza o licores) parece que reducen el deterioro cognitivo que pueda acompañar a la edad avanzada y, por aumentar el "colesterol bueno" (lipoproteínas de alta densidad), la incidencia de Alzheimer hasta en un 23% (Neuropsych. Dis. Treat. 2011;7:465-484). Y por seguir con algunos hábitos que hasta fechas recientes hemos considerado perjudiciales, claro que de tomar café a partir de media tarde el sueño puede resentirse pero, según estudios recientes, 3 ó 4 cafés al día -con o sin cafeína- aportan ventajas sustanciales y parecen rebajar la incidencia de diabetes, enfermedades cardíacas o cálculos renales, a más de mejorar la digestión. Un cambio de perspectiva sobre el que me propongo abundar próximamente.

¿Y dónde pretendía llegar con lo expuesto? Pues a compartir la idea de que no todo es tan malo como hemos creído hasta aquí por lo que nos pintaban. Y que, para vivir con el alma en vilo, basta y sobra con escuchar debates políticos, cuyos agobiantes efectos podremos aliviar, sin mala conciencia, con un café o la copita de vino. Al susodicho Gérvas ni el menor caso por más que se prodigue y, de persistir un dolor más acá del espíritu, la cápsula de Nolotil será una buena opción. Por lo menos hasta saber en qué acaba la demanda de los británicos y sus ganas de sacar tajada.