El mar Balear es de los más ricos en especies y hábitats del Mediterráneo. A pesar de la gran presión a la que está sometido, Baleares ha sabido conservar este tesoro. El reto pasa no solo por mantenerlo, sino mejorarlo y a la vez disfrutarlo.

Las áreas marinas protegidas han jugado un papel clave. En las últimas décadas Baleares ha ido incrementando la superficie de mar bajo alguna forma de protección legal hasta superar con creces las 100.000 Ha actuales y con perspectivas de doblarla si se consuma la esperada y consensuada ampliación de Cabrera y la declaración de nuevas reservas marinas en todas las islas.

Las reservas marinas pueden mejorar la gestión pesquera ayudando a incrementar las poblaciones de especies de alto valor comercial como mero, langosta o dentón. A pesar de lo que se piensa, muchas reservas marinas se han creado a petición del sector pesquero que sabe mejor que nadie que el mar es agradecido y que cuando se deja reposar, responde.

No es casualidad que Palma acoja esta semana una reunión internacional sobre las Áreas Marinas Protegidas y la pesca artesanal. La reunión la convoca la red de áreas protegidas del Mediterráneo, MedPAN, junto con el Govern Balear y otras instituciones públicas. Pero los beneficios de las reservas marinas van más allá de la pesca. Son un atractivo turístico, generan beneficios económicos en el sector del buceo y actividades de recreo; y son un recurso educativo de gran valor para acercar a la gente al mar.

Baleares ha conseguido mucho. Un 16% de las aguas del mar Balear y hasta un 43% de aguas bajo control del Govern cuentan con algún tipo de protección legal. Aunque es muy superior a la media europea, esta protección no siempre ha dado los resultados esperados. Algunas reservas han triplicado la biomasa de peces y atraen a decenas de miles de buceadores cada año, pero muchas de ellas están lejos de su potencial.

La Fundación Marilles para la conservación del mar Balear, ha impulsado los MPAs LABs con el objetivo de diseñar soluciones para mejorar las áreas marinas protegidas. La conclusión de estos grupos de trabajo es clara: hace falta mejorar la vigilancia, el seguimiento y la gestión; pero nada de esto es posible sin una mejor financiación.

Hay que celebrar que en los dos últimos años se hayan recuperado los niveles de vigilancia que teníamos antes de la crisis y que una tímida parte de la Ecotasa se haya destinado a la mejora del medio marino; pero aún estamos muy lejos del nivel de inversión necesario para corregir las deficiencias actuales y posicionar Baleares como líder en conservación del medio marino.

El futuro pasa por incrementar la financiación. Una mayor parte de la recaudación del impuesto sobre el turismo sostenible debería destinarse a tener unas áreas marinas protegidas bien gestionadas. Pero también debemos contar con un mayor apoyo y financiación del sector privado porque no hay que olvidar que el mar - y las áreas marinas como herramientas para protegerlo - es fundamento y fuente de la prosperidad económica de Baleares.