Hace días se ironizaba aquí sobre la democracia directa e instantánea, poniendo el ejemplo del linchamiento popular del western. En realidad, se practica full time en algunos medios y en las redes, dejando tundidas a las víctimas, a veces inocentes y otras no, pero que en general ya no levantarán cabeza. Bien mirado, las apelaciones a la democracia directa como sustitutiva de la representativa también cuentan con las redes como vehículo de propagación populista, capaz de lanzar nubes tóxicas devastadoras en la opinión pública, que impiden la respiración de la mente (la reflexión). Añadamos que el trío populismo-redes-democracia directa acaba atrayendo antes o después a un cuarto pasajero, el caudillaje, cuyo titular también suele ser muy amigo de las redes, usándolas para difundir perfectos embustes. Así que lo que llevamos en la mano o metido en el bolsillo tiene más peligro que un arma.
Más por menos
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