Hace algunos días manifestábamos que, desde la serenidad y la lealtad, un grupo de militantes y simpatizantes socialistas y progresistas no nos resignábamos a los resultados de las pasadas elecciones y, por añadidura, al estado actual del PSOE. Cada momento en política, como en la vida personal, tiene unas determinadas exigencias prioritarias. Para España y, sobre todo, para nuestros electores, es necesario concentrarse ahora mismo en la creación de una alternativa de izquierdas, sólida, coherente con nuestra tradicion y de amplio consenso tanto interno como externo. Todo ello fuera de la discusión estéril, destructiva y de la ambigüedad. Es la actitud de crítica leal y constructiva la que debe ahora primar.

El estado actual de PSOE dista de ser el ideal. No únicamente por los magros resultados obtenidos, que son sólo la consecuencia, sino por la falta de un discurso claro y convincente que haga mella en la sociedad. Pues a eso cabe decir, una vez más, no nos resignamos. Y no nos resignamos porque somos muchos los que creemos en la igualdad, la libertad y el progreso social que se materializa en el estado del bienestar, que creemos en un socialismo humanista, y que consideramos que es el PSOE el principal referente en la defensa de estos valores. El proceso congresual del PSOE debe quedar a la espera de resolver lo prioritario. Resuelto esto, a la comisión ejecutiva federal y a todas las territoriales les corresponderá hacer balance, incluída la gestión de los pésimos resultados obtenidos el 20D y proponer las alternativas que la militancia socialista crea apropiadas para adecuar el rumbo del PSOE al sentir de la sociedad actual.

Observamos con preocupación la insistencia en el mensaje de descalificación del pacto como medio de conciliación de distintas posiciones en objetivos comunes. Mensaje que procede tanto desde ámbitos externos del PSOE, como incomprensiblemente, también desde determinados espacios internos. Calificaciones de ineficiencia, irresponsabilidad y aventurerismo político se han volcado contra los mismos. Desde aquí queremos subrayar el valor la política de pactos y de metas comunes dentro de la diversidad. Pues es la necesidad de llegar a acuerdos un signo inequívoco de los nuevos tiempos, de por sí plurales y multiformes. Precisamente si algo nos caracteriza como grupo de opinión es la heterogeneidad de nuestras firmas.

Tras sólo seis meses, las nuevas instituciones del cambio, fruto de pactos, ya han dejado de manifiesto lo infundado de determinadas críticas. La apuesta clara por una educación y sanidad públicas y de calidad, la lucha contra la precariedad laboral, la devolución de derechos sanitarios a los inmigrantes sin papeles, las ayudas a ciudadanos en estado de necesidad o la recuperación de la dignidad de nuestra cultura y nuestra lengua, en suma, honradez y regeneración, son sólo algunas de las pruebas de ello. Todo esto refuerza nuestro apoyo en la determinación manifestada por el secretario general del partido de no pactar ni posibilitar, activa o pasivamente, un gobierno de la derecha, y de impulsar un pacto de izquierdas y de progreso si el PP es incapaz de formar gobierno. Un pacto que debe ser fruto de una negociación sin líneas rojas ni condiciones previas irrenunciables por parte de todas las partes implicadas. Es cierto que no se puede pactar a cualquier precio, pero el diálogo y la negociación pueden y deben abarcar el ámbito de todos los temas presentes en el debate político y social, entre ellos el encaje de Cataluña en España. No es posible permanecer de espaldas a la realidad.

Uno de los más importantes rasgos de los nuevos tiempos sociales y políticos es la integración de la transparencia y la participación en la esfera política. El llamado a la vida activa no admite dilación alguna. Como no puede ser de otra manera, de ningún modo cuestionamos la legitimidad de los cargos orgánicos territoriales del partido para expresar su opinión y posicionamiento frente a los pactos. Pero apelamos a su sentido de la responsabilidad. Les pedimos altura de miras y visión más allá de los límites de sus territorios o de sus proyectos particularistas. Y es más, en aras a la transparencia y participación valores intrínsecos de los nuevos tiempos es el momento de dar por superados los procedimientos actuales de toma de decisiones dentro del partido, avanzando en la puesta en funcionamiento de procedimientos que favorezcan el concurso de todos los militantes. Estos se pronuncian, no son pasivos, analizan, reflexionan y tienen derecho y legitimidad para hacer oír sus distintas propuestas. Si de renovar la democracia se trata, es obvio que no habrá renovación alguna sin contar con todos los militantes. Por ello reclamamos que la decisión que tome el partido respecto a la política de pactos sea objeto de la correspondiente consulta con toda la militancia del PSOE. Esos son los nuevos valores y esos los nuevos tiempos de la vida pública actual.