Las perspectivas de los empresarios referentes a la temporada alta turísticas son positivas, incluso mejores que su equivalente del año pasado. Al menos así lo confirman los empresarios turísticos, con distinta intensidad según cada subsector, tal como se refleja en el último número de Quaderns Gadeso (www.gadeso.org) cuyo resumen se publicó en la edición de ayer de Diario de Mallorca.

Los resultados de una temporada turística pueden evaluarse por su extensión temporal, por el número de turistas/clientes, por la facturación y en definitiva por la rentabilidad de la actividad económica. El optimismo de los empresarios turísticos en el inicio de la temporada se basa en las buenas perspectivas referidas al número de turistas que nos ha elegido como destino vacacional, y también por una probable prolongación de la temporada alta (incluido al menos parte relevante del mes de octubre). Con matices, coinciden las empresas de alojamiento, de oferta complementaria, transportes, comercio€

Pero las diferencias intersectoriales comienzan a aparecer al considerar el tema de facturación, que va ligada no sólo al número de clientes sino también a su capacidad de gasto. El sector de alojamiento en general, aún en el caso de índices muy positivos de ocupación, sigue contratando a precios relativamente bajos aunque hayan experimentado una cierta mejora. No resultan extraños los ingresos "atípicos" procedentes de ofertas múltiples relacionadas con restauración y ofertas complementarias integradas en el propio hábitat hotelero, actividades propiciadas por la nueva Ley de Turismo. Lo que en algunos casos están provocando litigios con otros empresarios turísticos de la oferta complementaria.

Los empresarios de dicha oferta complementaria, tal como ocurrió la pasada temporada, se muestran menos optimistas que los hoteleros. Es probable que el número de clientes sea incluso satisfactorio, pero su capacidad de gasto por lo general no es elevada. Sin contar la guerra de precios a la baja por la existencia de una competencia abusiva en número y escasamente diferenciada. Me refiero básicamente a bares, restauración, comercio turístico, taxis y transporte (afectados también por una competencia ilegal)€ El sector ocio, con sus múltiples variedades, no parece sufrir tanto tales debilidades.

De lo expuesto puede deducirse que la rentabilidad empresarial, aún dándose, es desigual. Aunque el subsector de alojamientos, concretamente el hotelero, obtenga unos índices de beneficios aceptables, en parte se basan en unos precios "muy competitivos" lo que les obliga a un control de gastos que afecta básicamente a los costes laborales. A pesar de las buenas perspectivas en ocupación, los empresarios mayoritariamente reconocen que crearán escasos nuevos puestos de trabajo, y los que se creen serán escasamente "estables" (temporales/precarios). Como puede deducirse, en general, los índices de rentabilidad son menores en determinados subsectores de la oferta complementaria, lo que también se concreta en reducción laboral. Tal situación, agraviada por la estacionalidad, es insostenible empresarial y socialmente.

Un 83,5% de nuestro empresariado consideran que una de nuestras máximas debilidades es que perdemos competitividad ante nuestros destinos competidores, que pueden acceder a los mercados con precios más bajos y con instalaciones modernas. Y aquí radica la madre del cordero: De tal constatación ¿debe deducirse que nuestra competividad debe seguir basándose en un control exhaustivo de los precios de contratación? Nuestra competividad debe basarse en poner en valor Mallorca, diversificando nuestras múltiples posibilidades de acuerdo con los cambios en los comportamientos de la demanda: sus modos de viajar, de seleccionar el destino, de buscar y encontrar el producto que se adapta a sus aficiones€ Es posible, Pero es preocupante que sólo un 36% de los empresarios turísticos de Mallorca se muestren inquietos por una excesiva ocupación del territorio.