Antena 3 estrenará el próximo 13 de octubre La Princesa de Éboli, una película para televisión sobre la vida de Ana Mendoza, conocida como la princesa de Éboli, que ha sido dirigida por Belén Macías (La Señora) y protagonizada por Belén Rueda, Eduard Fernández y Hugo Silva.

Michelle Jenner (Reina Ana de Austria); Roberto Enríquez (Juan de Escobedo); Pedro Casablanc (Mateo Vázquez); Nathalie Poza (Sofonisba Anguissola), y Álex Angulo (Núñez de Arce) completan el reparto de esta miniserie, producida por Antena 3 y Notro TV.

"Es una historia en la que los personajes históricos que hemos estudiado siempre aparecen humanizados y es fácil identificarse con ellos, porque el amor, el miedo, el dolor o la alegría son iguales en el siglo XVI y en el XXI. Es también una excelente manera de que los niños se interesen por cosas que estudian y que les parecen un rollazo total", explicó ayer Rueda.

Esposa de Ruy Gómes de Silva, príncipe de Éboli y hombre de confianza de Felipe II, Ana de Mendoza (1540-1592) fue una mujer bellísima, pese al parche con el que tapaba su ojo derecho –no se sabe si porque era tuerta o bizca– y con el que Rueda tapa su ojo izquierdo, "por razones de fotogenia y porque (Rueda) veía mejor con el ojo derecho".

Tras dar a luz a diez hijos y enviudar, vivió una apasionada historia de amor con Antonio Pérez, secretario del rey.

"Fue una mujer muy adelantada a su época, muy formada y no recibía órdenes de ningún hombre. En la Historia, ha trascendido como una mujer muy ligera por no guardar luto a su marido, y fue juzgada de esa manera en aquel momento", subrayó la actriz.

Ana Mendoza murió sola, desposeída de sus bienes, recluida en su casa de Pastrana (Guadalajara), alejada de sus hijos y de su amante.

"Fue una mujer apasionada y muy consecuente con sus actos, murió por defender aquello en lo que pensaba y eso fue lo que más me gustó de ella", confiesa la protagonista de Los ojos de Julia.

Los motivos que empujaron a Felipe II a encerrarla no están claras, pero la cadena se atreve a aportar una teoría: cuando Felipe II descubre esa relación mantenida en secreto, se siente engañado y traicionado por la princesa, y decide terminar con ella. "Felipe II era un rey muy tímido, miedoso, nunca daba toda la información a sus consejeros por miedo a la traición. Era un rey muy déspota", comenta Eduard Fernández, antes de admitir que "interpretar a Felipe II ha sido cumplir un sueño de niño".