RUIDO DE MOTOS
Papa Noel nunca pasa por Tramuntana.
Es final de año, tiempo de balance y fum, fum, fum. Así que hoy, en lugar de ruta, vamos a repasar este año que se acaba.
Un año en el que las motos ocuparon el centro de Palma para reivindicar su lugar en el centro de Palma, como vehículo sostenible y rechazando nuevas normas restrictivas. Un año en que un mallorquín, Izan Guevara, se corona campeón del mundo de Moto 3 para que, poco después, otro mallorquín, Augusto Fernández, también pille el título mundial de Moto 2, siguiendo la estela de Joan Mir, anterior campeón mundial de MotoGP o de Jorge Lorenzo, que lo dejó cuando no podía ya cerrar el armario de los trofeos. Como Xicu Ferrer en tierra o Pakita Ruiz en féminas. Todos inexplicablemente surgidos en una Comunidad donde se nos acumulan obsesivamente los campeones del motor, sin tener excesivo apoyo institucional, aunque tras los éxitos, todas las instituciones se apunten a la foto. Unas instituciones que apoyan alegremente otras actividades deportivas, especialmente las que tienen repercusión turística, y no consienten reconocer ni el motociclismo como actividad de interés. Existen comunidades donde se promueven actividades moteras, regalan mapas y guías turísticas, generan webs y apps dedicadas a potenciar el Mototurismo en sus carreteras. Aunque la Federación Internacional de Moto (FIM) y la Federación Española (RFME) destaquen la Volta a Mallorca en Moto en sus calendarios de pruebas, aquí las motos no están bien vistas, hacen ruido, humo y, por definición, son mala gente, especialmente cuando compiten ilegalmente por la Serra de Tramuntana. Una zona de guerra privada donde la plataforma Indignats Ma10 se tiene que ir a protestar a Europa porque aquí no les hace caso en sus demandas ni la Guardia Civil. Y eso a pesar de haber conseguido que la administración les pinte una línea continua, candidata al Récord Guinness de las marcas viales más largas del mundo. Una extraña solución que cuesta más retenciones y disgustos kilométricos a los mismos residentes de la zona que las bondades que pretendía conseguir. Todo por culpa de las motos, que, inevitablemente, siempre se ven como un colectivo malvado, como si todos nos pusiéramos de acuerdo por el solo hecho de llevar un manillar.
Sin embargo, es Navidad y, desde hace años, Bribones Bikers organiza su tradicional Ruta Motera Papá y Mamá Noel, otra de las 29 pruebas que llenan el calendario de Mototurismo de la Federación Balear (FBM). La ruta tuvo lugar el sábado 17, llenando las calles de Palma de motos y color navideño, parando solidariamente en Son Espases y siguiendo dirección a Inca y Muro. Al igual que pasa en otras ciudades del país, las papanoeladas en moto te destrozan el tópico de moteros malotes, pero no hay que tenerlas en cuenta, solo ocurren a final de año y nunca pasan por Tramuntana.
Por cierto, si alguien pasa el fin de año en Andorra, aunque sea en moto de nieve, que no se pierda mi exposición aniversario "Johnny Roqueta: 40 Tacos, 40 Motos" en el Museu de Còmic de la Massana.
Feliz salida y entrada de año, pero siempre como una moto.