Violencia de género

Condenado a cuatro años de cárcel por intentar estrangular a su expareja

El acusado, de 26 años, acumula otras cinco sentencias por violencia machista n El joven maltrató y amenazó a la víctima en marzo en Manacor

El joven acusado, de 26 años que está preso, durante el juicio celebrado en Vía Alemania, en Palma.

El joven acusado, de 26 años que está preso, durante el juicio celebrado en Vía Alemania, en Palma. / DM

Redacción

Un juzgado de Palma ha condenado a penas que suman casi cuatro años de prisión a un joven maltratador reincidente por intentar estrangular a su expareja en la cama en Manacor el pasado mes de marzo y por agredirla en otras dos ocasiones más, pese a que tenía prohibido acercarse a ella.

El muchacho, de 26 años y que en la actualidad está encarcelado, cuenta con otras cinco condenas anteriores por violencia machista en poco más de año y medio que vive en España. Ahora, acumula una sexta sentencia en su historial delictivo en la que se le declara autor responsable de cinco delitos: quebrantamiento de condena, amenazas y tres delitos de malos tratos en el ámbito familiar, todos ellos con la circunstancia agravante de reincidencia.

La magistrada que juzgó el caso destaca la fuerte dependencia emocional que padece la víctima. La perjudicada «nunca ha querido ir al médico porque es evidente que sigue enamorada del acusado y que lo está pasando mal», indica la sentencia, que no es firme. De hecho, la mujer no quiso reclamar ninguna indemnización por las lesiones sufridas.

La jueza tiene muy en cuenta la agravante de reincidencia en el maltratador. «Las diferentes condenas no han servido para que el acusado recapacite sobre su situación», subraya la magistrada, que le impone tres años y nueve meses de cárcel, 80 días de trabajos en beneficio de la comunidad, así como la prohibición de aproximarse y comunicarse con la víctima por un periodo de doce años.

El fallo absuelve al sospechoso de otros dos delitos de maltrato de los que fue acusado al considerar que no han quedado suficientemente acreditados estos hechos. Inicialmente, el joven encausado, que negó en el juicio haber agredido a su excompañera sentimental, se enfrentaba a siete años de prisión por siete delitos de violencia de género.

Según se declara probado en la sentencia, el maltratador fue condenado en varias ocasiones por amenazas, quebrantamiento de condena y maltrato entre 2023 y principios de 2024. Pese a tener conocimiento de las condenas de prohibición de aproximación y comunicación con su expareja, el muchacho vino incumpliendo la pena impuesta «de un modo reiterado» habiendo incluso convivido con la víctima, al menos entre finales de octubre de 2023 y el 11 de marzo de 2024 en una vivienda en Manacor.

Durante este tiempo de convivencia, en ocasiones la pareja tenía muchas discusiones y en alguna de ellas se produjeron agresiones físicas. En concreto, el pasado 9 de marzo, cuando ambos veían la televisión en el domicilio, ella le dijo «tengo dos hijos preciosos, pero no soy feliz». En ese momento, empezaron a discutir, él se alteró y le dio una cachetada. Acto seguido, el maltratador cogió a la joven por el cuello con las dos manos hasta que ella perdió el conocimiento.

El agresor se marchó, pero volvió después de fumarse un cigarrillo. La pareja de nuevo volvió a discutir y él le tiró del pelo. Posteriormente, se tranquilizó y ambos durmieron.

Al día siguiente, la perjudicada llamó a su hermana, con la que había quedado porque era domingo, y decidió contarle lo que había ocurrido porque anteriormente no lo había explicado a nadie. Su hermana vio los golpes que tenía. Luego, la víctima siguió discutiendo con su maltratador a través del teléfono móvil, ya que él quería que le devolviera un dinero.

El hombre llegó a personarse en casa de la hermana de la perjudicada y estuvo tocando el timbre durante un rato. Gritó, mientras golpeaba la puerta, y les dijo «la voy a matar, sal que ya sabes lo que te toca». Ambas, atemorizadas por la situación y angustiadas por lo que pudiera suceder, no abrieron la puerta y finalmente llamaron a la Policía.

Días antes, el 3 de marzo de 2024, coincidiendo con una mudanza que estaba haciendo la madre del acusado, la pareja también discutió. El joven le dio un puñetazo, ella cayó al suelo y luego le dio una patada. A continuación, él se marchó del lugar.

La perjudicada nunca ha querido acudir al médico porque continúa enamorada del joven y lo está pasando mal. Realiza un tratamiento psicológico para encauzar su relación y su futuro, ya que está preocupada por el hijo en común, que tiene cuatro meses, lo que aumenta su ansiedad porque «depende de él psicológicamente y en parte económicamente», según se desprende de la sentencia. La joven no reclama por las lesiones ninguna cantidad económica.

La magistrada concluye que el encausado ha cometido un delito de quebrantamiento porque él mismo lo reconoció en el juicio. Además, viene corroborado por la declaración de la víctima y de su hermana. La versión de la perjudicada, unida a la de su familiar y la de los policías nacionales que depusieron en la vista oral, constituye prueba de cargo suficiente para condenarle también por otros tres delitos de malos tratos y por amenazas.