Alquiler turístico en Mallorca: «Nos quedamos sin niños y sin jóvenes en el pueblo»

Búger es el segundo municipio de Mallorca con mayor porcentaje de viviendas vacacionales en relación al total de casas construidas: una de cada cinco se destina a esta actividad «que dificulta el acceso habitacional a la juventud ‘bugerrona’»

Redacción

Finales de mayo. La estampa de Búger aún es bucólica. El silencio de las calles lo interrumpe de golpe una horda de ciclistas. Pasear por este pueblo ubicado entre sa Pobla e Inca, con escasa vida local, es inquietante: hay numerosas placas azules de ETV -Estancia Turística en Vivienda- expuestas en las fachadas de las casas tradicionales. Donde deberían vivir familias, residen por días o escasas semanas turistas. Junto a la iglesia y el Ayuntamiento, hay dos grandes carteles donde, en lugar de situarse los monumentos de Búger, se localizan las casas vacacionales como si fueran el mayor reclamo turístico del pueblo. «Si esto no cambia, corremos el riesgo de convertirnos en una gran urbanización», advierte el concejal de Més en el consistorio bugerró Miquel Gallardo.

Pere Torrens, alcalde: «A veces molestan con ruido; no puedo combatirlo porque solo hay un municipal»

Pere Torrens, alcalde: «A veces molestan con ruido; no puedo combatirlo porque solo hay un municipal» / DM

Las cifras del alquiler turístico en el municipio, el de menor superficie de Mallorca, son lo suficientemente elocuentes para darse cuenta del alcance de la situación: Del total de 887 viviendas construidas, 156 ya se destinan a esta actividad económica. En porcentaje, un 17,57%, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística. En este sentido, es el segundo municipio de Balears -detrás de Pollença- con más viviendas vacacionales y el quinto a nivel estatal. «Esta actividad es la que genera más ingresos en el municipio, porque aquí apenas hay empresas más allá de los cuatro comercios que hay», admite el alcalde Pere Torrens, de la agrupación Tot per Búger.

El primer edil sabe que muchas de estas viviendas se arrendan ilegalmente a turistas. «Que yo conozca nunca ha venido el Consell a hacer una inspección», afirma. En cifras oficiales, el pueblo cuenta con 108 licencias y 682 plazas de alquiler turístico. El INE ha detectado 48 viviendas más y 333 plazas que estarían fuera de la legalidad.

La realidad es esta, pero buena parte del pueblo aprueba esta práctica «que nos ha traído riqueza». En el bar Cas Rector hay una tertulia entre vecinos. El tema les divide, aunque predominan las voces que apoyan la actividad. Hay que decir que ninguno de los que está en la mesa osa a confesar si tiene o no una casa de alquiler vacacional. «En general el alquiler turístico ha mejorado el pueblo, sobre todo en las afueras porque se han arreglado muchas fincas», cuenta un residente que no quiere revelar su nombre. «Ha sido positivo, pero creemos que no debe haber más porque las infraestructuras no son suficientes», opina otro. «Habitualmente somos mil habitantes [1.148 en el último censo], en verano llegamos a ser dos mil, el doble, y los problemas con el aparcamiento son importantes», lamenta este mismo residente. «Los sábados que hay mercado, el pueblo se colapsa, y cuando llega la Fira, también», agrega. Otra cuestión espinosa es la basura. «Muchos clientes de estos pisos la sacan cuando les va bien, no saben que hay un día diferente para cada tipo de residuo». También se están dando cuenta de que ya no conocen todas las caras cuando salen a la calle. «Esto era antes como una gran familia, ahora es como vivir en un piso en Palma», espetan.

Jordi Buades, Camarero en Cas Rector: «Los jueves hacemos tapas y tenemos muchos turistas; la cola llega hasta fuera del local»

Jordi Buades, Camarero en Cas Rector: «Los jueves hacemos tapas y tenemos muchos turistas; la cola llega hasta fuera del local» / DM

Sólo un vecino que está en Cas Rector da su nombre, Martí Brunet: «La gente se queja de que hay demasiados extranjeros, pero cuantos más haya mejor, la economía debe funcionar. Todo el que se queja de que hay demasiada gente no sabe de qué va», exclama. Algunos vecinos discuten entre ellos: «Aquí también hay mucha hipocresía, los de izquierdas que se quejan y alguno que está en la oposición también hacen alquiler turístico en sus viviendas».

Además de las familias propietarias, la mayoría pequeños rentistas, se ven beneficiados por estas visitas constantes de extranjeros los comercios y los bares. «Llevamos ocho años haciendo tapas todos los jueves. Hace dos, la cola llegaba hasta fuera del local. Los turistas son buenos clientes nuestros», celebra Jordi Buades, camarero en Cas Rector.

Rafel Solivelles del horno Can Rafel es «consciente» que para el negocio «esta actividad es positiva»: «El incremento de ventas ha sido considerable. Compran mucho», asegura. «A nivel de circulación y movilidad en el pueblo no es tan bueno», admite. «El modelo ha de ser un turismo de calidad y controlado», considera.

Rafel Solivellas, panadero: «Para el negocio es bueno el alquiler turístico, pero tenemos un problema de movilidad»

Rafel Solivellas, panadero: «Para el negocio es bueno el alquiler turístico, pero tenemos un problema de movilidad» / DM

Pese al porcentaje tan elevado de arrendamiento turístico en Búger, el panadero del pueblo advierte que varios propietarios que antes se enriquecían con esta actividad la están abandonando. «Se han pasado al alquiler de larga estancia porque se volvían locos con Hacienda y tenían que estar 24 horas encima de la casa para no recibir malas críticas en las plataformas. Además, los que tenían alguna empresa contratada gestionando la vivienda al final terminaban ganando menos», comenta.

Es posible que esta situación se esté produciendo en estos momentos. Otros vecinos la corroboran. «Muchos se plantean volver al alquiler normal. Tener huéspedes nuevos cada quince días comporta muchos gastos de mantenimiento, jardinería, etc», aseveran. Esta percepción vecinal coincide con los datos del INE: 156 viviendas vacacionales en febrero de 2024 frente a las 180 del mismo mes en el año anterior. «Los extranjeros también han adquirido muchas casas, son los únicos que tienen poder adquisitivo para hacerlo. Por menos de 500.000 euros no hay nada», apunta Miquel Gallardo. «Si no tienes un inmueble en herencia, si eres de aquí no te lo puedes comprar», agrega. «Y muchos que heredan las acaben vendiendo por mucho dinero a alemanes».

Maria del Mar Villalonga, empleada en el súper: «Notamos mucho cuando llegan, vienen a hacer compras muy grandes»

Maria del Mar Villalonga, empleada en el súper: «Notamos mucho cuando llegan, vienen a hacer compras muy grandes» / DM

Para el concejal de la oposición, esta situación está provocando que escaseen los niños en el pueblo: «Aquí no hay escoleta, el colegio pierde alumnos y hay poca juventud en el municipio», advierte. «Los hijos de los dueños de estas casas que se alquilan a los turistas no viven en el pueblo, sino que se tienen que ir a Inca o a sa Pobla», expone Gallardo. «Y es una rueda que va a más: no hay campo de fútbol tampoco, y el vínculo entre los residentes que quedan se va perdiendo».

La mayoría de propietarios de las ETV de Búger son del pueblo, «son Alemany, Siquier o Capó, los apellidos que más se repiten aquí», «pero ya hay algunas que están en manos de empresas extranjeras que a su vez las alquilan a turistas», asegura.

La escasez de agua es otro problema, sostiene Gallardo, «en Búger hay muchas piscinas», y también lo son las molestias de ruido que en ocasiones genera el alquiler turístico. «No tengo medios para combatirlo, solo hay un policía municipal en el pueblo», confiesa el alcalde.

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