Catedrática de Física, investigadora principal del grupo GRAVITY de la Universitat

Alicia Sintes: «Los hallazgos que traen nuevos interrogantes son una bendición para los científicos»

Desde la primera onda detectada en 2015, Física ha pasado de no llenar plazas a captar estudiantes de la península: «Algo antes impensable»

Alicia Sintes, investigadora principal del grupo GRAVITY: "Hemos visto algo que rompe con el conocimiento establecido hasta este momento"

B. Ramon

Mar Ferragut Rámiz

Mar Ferragut Rámiz

Alicia Sintes recibe entre cajas en su despacho del Mateu Orfila porque está de mudanza: ha conseguido que todos los investigadores de su grupo puedan estar bajo un mismo techo en el Parc Bit y no distribuidos en cuatro edificios del campus. La accesibilidad y naturalidad de la menorquina, que pasa en segundos de hablar de lo más grandioso e intangible (como fenómenos estelares ocurridos hace millones de años) a sincerarse sobre lo más prosaico y terrenal (como las dificultades de la conciliación), ha logrado que Balears valore el papel de su equipo en el inicio de una nueva era en la investigación del universo gracias a las ondas gravitacionales.

¿Por qué ha sido tan destacada la detección anunciada hace dos semanas?

Era un sistema binario que implicaba una estrella de neutrones, y eso siempre es importante porque puede tener contrapartida electromagnética, que es algo que nos brinda muchísima información. En este caso no fue posible, pero vimos que la onda provenía de una fusión entre una estrella de neutrones y otro objeto con una masa de entre 2,5 y 4,5 masas solares: era demasiado grande para ser una estrella de neutrones pero demasiado pequeño para ser un agujero negro. En teoría, hay una brecha de entre 3 y 5 masas solares en la que no debería haber objetos compactos. Es un objeto misterioso que abre nuevos interrogantes y rompe el conocimiento establecido hasta ahora.

¿Los nuevos interrogantes son una bendición o una maldición para un científico?

Una bendición, sin duda. Poniendo las preguntas correctas es como avanza la ciencia.

Ha comenzado ahora otro periodo de observación, ¿qué le haría ilusión detectar?

Comenzó el miércoles día 10 y el viernes entró la primera detección, una fusión de dos agujeros negros. Y volvíamos a tener gente de aquí, Maria Rosselló, de guardia. Lo vieron los tres detectores existentes y la localización en el cielo fue exquisita. En nuestro grupo, dos tercios de los investigadores trabajan en sistemas binarios como este, yo en cambio trabajo con un tipo de señales provenientes de estrellas de neutrones que aún no se han detectado, las señales continuas, que están siempre presentes y son mucho menos intensas. Hace más de veinte años que diseño métodos para buscar estas señales, pero aún no hemos visto ninguna y detectarlas sería otro hito histórico. Hay cuatro grandes categorías de tipos de señales que podríamos ver: las de los sistemas binarios; señales de corta duración, que principalmente vienen de supernovas; las señales continuas que yo estudio; o señales estocásticas, que pueden tener origen cosmológico o astrofísico. Aún tardará bastante en llegar una cosmológica, pero nos daría información sobre los instantes posteriores al Big Bang. Yo busco señales continuas, que pueden dar mucha información sobre las estrellas de neutrones: es muy interesante porque tienen una masa de entre una y dos veces nuestro sol y un radio de 10 kilómetros. Son laboratorios de condiciones extrema, dentro hay reacciones nucleares y una cantidad de física que solo se puede dar allí dentro. Además, cuando tenemos dos estrellas de neutrones que se funden, están produciendo casi todo los elementos pesados que tenemos aquí en la Tierra. Como decía Carl Sagan, somos polvo de estrellas, polvo productos de fusiones de estrellas de neutrones, que en sí mismas ya son muy importantes. El púlsar es un tipo de estrella de neutrones muy interesante. El descubrimiento del púlsar fue un premio Nobel; el primer púlsar en un sistema binario mereció otro Nobel porque fue la primera prueba observacional de una onda gravitacional; lo que aún está por ver serían señales continuas de un púlsar o una estrella de neutrones.

Alicia Sintes, en el pasillo del edificio Mateu Orfila del campus de la UIB. |

Alicia Sintes, en el pasillo del edificio Mateu Orfila del campus de la UIB. / DM

Cuando se detectó la primera onda gravitacional, en 2015, su grupo era el único español que participaba en esta iniciativa internacional. Ahora se han sumado muchos más. ¿Cómo fue ese momento de sumarse, vio en seguida el potencial?

En 1995 yo era estudiante de doctorado en Escocia y allí algunos profesores hablaban sobre las ondas gravitacionales, como Alberto Lobo, quien lamentablemente ya falleció y fue el pionero del estudio de las ondas en España. Seguí en contacto con él mientras trabajaba en mi tesis con el profesor Jaume Carot, una tesis enfocada en cosmologías muy teóricas, una línea que vi

que tenía un plazo limitado ya que se valoraba más la realidad tangible en la física que la parte puramente matemática. Quería involucrarme en proyectos observables y experimentales y a

través del profesor Lobo, comencé a considerar centrar mi postdoct en las ondas gravitacionales y entré en contacto con Bernard Schutz, la persona más relevante de este campo en Europa en ese momento, al que habían propuesto dirigir el Instituto Max Planck en Alemania. Le pedí si querría a la niña española si ésta llevaba su propio dinero bajo el brazo y me dijo que sí. Cuando fui a Alemania en 1997, la colaboración científica de LIGO arrancaba, participé en la primera reunión, dirigida por Barry Barish [premio Nobel en 2017 junto a Rainer Weiss y Kip Thorne]. Comencé a involucrarme y a apreciar la forma en que se trabajaba y en cómo se desarrollaba la tecnología. Piensa que los detectores grandes de LIGO [interferómetros] comenzaron a recolectar datos entre el 2002 y el 2010, marcando el comienzo de una nueva etapa, antes solo había prototipos. Cuando surgió la opción volví aquí con una plaza, y me uní a la colaboración a través de la UIB y me convertí en la investigador principal del grupo. LIGO, con interferómetros en EE UU, ahora tiene 1.600 miembros de 17 países; Virgo, los europeos, con interferómetro en Italia, ha pasado de cien a más de 800 científicos y en la colaboración Kagra, con interferómetro en Japón, hay más de 400 miembros. La astronomía gravitacional es una ciencia emergente a la que todo el mundo quiere saltar.

Desde entonces, ¿ha aumentado el tirón de los estudios de Física en la UIB?

Sí, indudablemente. Antes la nota de corte era un 5 y no llenábamos plazas. Ahora la nota es altísima y queda gente fuera, esto está pasando en toda España. Y viene gente de fuera, también Erasmus, a estudiar Física a la UIB, algo que antes hubiera sido impensable.

Sintes muestra el ‘casette’ en el que guarda los primeros datos  que analizó en los años 90.

Sintes muestra el ‘casette’ en el que guarda los primeros datos que analizó en los años 90.

¿Cómo ha vivido su grupo, GRAVITY, este subidón?

Hemos pasado de unas doce personas trabajando en esta línea, a ser 30. Cada semana recibo una o dos peticiones de gente que quiere venir a hacer el doctorado con nosotros. Y tenemos gente que está renunciando a sueldos muy altos, como los que ofrece la Universidad de Zurich, para venir aquí, donde les podemos ofrecer tres veces menos. Y vienen igualmente, ahora somos un punto en el mapa.

¿Tienen casos de gente que haya desistido de venir por el coste de la vivienda?

Sí, más de uno. Es un problema muy grande. Hablamos de investigadores que se quieren trasladar aquí con sus familias, algunos que tienen que pagar el crédito que pidieron para poder estudiar...

¿Su grupo ha recibido el apoyo necesario por parte de las instituciones?

Después de la primera detección recibimos una subvención directa de 175.000 euros durante tres años, lo cual nos permitió contratar a un investigador postdoctoral y a otro predoctoral, una ayuda que nos salvó, proporcionó cierta estabilidad y credibilidad al proyecto. Desde entonces, hemos tenido la suerte de ganar proyectos competitivos de financiación complementaria en colaboración con grupos de investigación de Valencia y Cataluña, algo que ha sido crucial para nuestra supervivencia. Pero aunque hemos tenido un crecimiento aparente, sabemos que cuando estas fuentes se agoten, nos enfrentaremos a una situación difícil y tendremos que buscar nuevas vías. Esperamos que algunos de aquellos que se formen en nuestro grupo puedan contribuir a nuestro futuro y regresar para continuar colaborando con nosotros.

Como reclamaban, ahora reagrupan a todo su equipo (hasta ahora distribuido en cuatro edificios diferentes) en uno del Parc Bit, aunque el Govern solo cede su uso por cinco años...

Es una decisión que corresponde al Govern.

El actual rector, Jaume Carot, es físico y fue su director de tesis, ¿ha notado un mimo especial?

Yo con Llorenç Huguet estuve muy mimada, creo que tenía muy claro que había que promover la proyección de su universidad y que lo que estábamos haciendo era importante. Carot era entonces vicerrector de investigación, recuerdo que con la primera detección un día entré en su despacho a las 8 de la mañana y le dije que éramos periféricos y que si no empezábamos a trabajar para contar bien lo que habíamos hecho, no saldríamos por ningún lado. Hubo reacción y además el servicio de comunicación hizo un muy buen trabajo.

¿La presencia de mujeres va avanzando en la física?

Sí, poco a poco. Sascha [el doctor Husa, miembro de GRAVITY y marido de Sintes] hace mucho hincapié en eso, que se ha de intentar luchar y que si nos envían currículums y hay uno de mujer importante, la cojamos. Cuando has contratado a una, más envían currículums ya que piensan ‘no seré la única, no estaré en un ambiente hostil’. Yo al principio estaba siempre sola, siempre era la única.

Su marido fue el que lo dejó todo para seguirla y usted es la cara visible del grupo. En la historia se ha visto que ésta no es la tónica habitual en las parejas de científicos.

Sí, y mira que yo creo que Sacha es el mejor científico, el padre de los perfiles de onda, pero es el extranjero que dejó su trabajo en el Max Planck para seguir a la mujer, que recibe todos los focos.... En LIGO se podría hacer una estadística del número de divorcios que tuvieron lugar el año de la primera detección. Por esto que comentamos ahora, pero también porque era tantísimo trabajo que la gente no aguantaba. Durante muchos meses Sascha y yo estuvimos durmiendo como mucho cuatro horas al día, y con una niña pequeña. Depende de con quién estés le puede resultar difícil entender que ese era un momento especial que exigía mucho, aunque es cierto que fue un pico de trabajo que se alargó mucho. Pero lo que hay que transmitir es que los científicos son personas normales, que han de poder tener vida privada y conciliación familiar.

¿Qué tal es el nivel de los alumnos que llegan? Desde la Escola Politècnica han mostrado su preocupación por este tema.

Es como lo de la presencia femenina, va fluctuando, pero desde que ha subido la nota de corte hay un filtro y ha subido el nivel yo diría. Y además es gente que está aquí porque quiere, tiene pasión y no viene rebotado de otras carreras y eso es fundamental, para Física, Psicología, Magisterio o lo que sea.

¿Cuánto tiempo de su jornada dedica a la burocracia?

El 90%, cuando no es para la UIB es para algo de las colaboraciones.

La nueva ley de universidades prevé aumentar las horas de docencia. En otros países hay exenciones para no quitar horas a la investigación, ¿qué le parece?

Sí, hay diferentes modelos, a mí no me molesta dar clase, me gusta estar con los estudiantes. Ahora tengo dos asignaturas.

Ustedes aportarán parte del dinero para abrir el primer centro de supercomputación que tendrá Balears, ¿sabe algo más del proyecto?

Nosotros aportaremos algo más de 600.000 euros. No sé mucho más, creo que están licitando las diferentes partes. Esto tendrá muchísimo potencial, también por ejemplo para empresas que necesiten hacer cálculo a este nivel y a las que se les podrá dar servicio.

En la serie de Netlfix ‘El problema de los 3 cuerpos’ un grupo de físicos son seleccionados para diseñar la respuesta ante la llegada de un grupo de extraterrestres... ¿Los físicos salvarán el mundo?

Netflix sé que existe porque me lo han dicho... no tengo tiempo de ver casi nada, me quedo dormida. Pero no me gusta esta pregunta. Para salvarnos y tener una comunidad en la que vivir necesitamos médicos, bomberos, policías, periodistas, maestros, filósofos... Todo descubrimiento y sus aplicaciones necesitan gente de varios campos. La física de las ondas gravitacionales por ejemplo ha servido a otros científicos y profesionales para estudiar los terremotos o incluso para introducir mejoras de diagnóstico en la medicina, parte de mi investigación por ejemplo se usa en un hospital de Austria para afinar unas pruebas de reumatología. Aprovecho para reivindicar la investigación básica, que no da resultados inmediatos pero que es imprescindible para después llegar a la ciencia aplicada. Y recuerdo que la investigación del universo ha supuesto luego aplicaciones que usamos cada día, como el papel de aluminio o los pañales para los niños. El desarrollo de esta tecnología después se aplica a muchas cosas.

¿Le preocupa el crecimiento del negacionismo científico?

Sí, los antivacunas, los terraplanistas, los horóscopos en los diarios... La gente no distingue las fuentes fiables, algo que incluso pasa en personas con perfil científico y que en teoría tienen espíritu crítico. Me gustaría hacer una encuesta de cuánta gente toma homeopatía en la UIB, nos sorprenderíamos.

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