Una víctima de violencia de género en Mallorca: “Estoy muerta de miedo. Pensaba que al salir de prisión, él se olvidaría de mí, pero no ha sido así. Me da pánico”

Una mujer confirma en un juicio que su expareja incumplió cuatro veces una condena en dos semanas al enviarle mensajes y presentarse en su casa, pese a tenerlo prohibido

El acusado, durante la vista oral celebrada en Palma.

El acusado, durante la vista oral celebrada en Palma. / B. Palau

B. Palau

B. Palau

Estoy muerta de miedo. Pensaba que al salir de prisión, él se olvidaría de mí y seguiría con su vida, pero no ha sido así. Yo no quiero todo esto. Me da pánico”. Una víctima de coacciones relató hace unos días con estas palabras en un juicio en Palma el terror que le provocaba su expareja.

La mujer confirmó durante la vista oral que el hombre había incumplido hasta en cuatro ocasiones, en noviembre de 2023, una condena que le prohibía aproximarse y comunicarse con ella. En apenas dos semanas, el acusado le envió varios mensajes a su teléfono móvil e incluso se presentó en su domicilio, en Palma, según su versión.

“Me envió mensajes de texto y de voz y también se presentó en mi casa”, subrayó la perjudicada. “A mi hijo le pegó un ataque de ansiedad. A mí toda esta situación me ha causado miedo”, aseguró la víctima. Según detalló, como consecuencia de lo ocurrido, ella padece ansiedad, por lo que una facultativa le prescribió medicación.

El acusado, detrás de un biombo

“Cuando se presentó en mi domicilio le advertí de que tomaría medidas. Pensaba que desde que había estado en prisión ya no me iba a molestar más. Me da pánico”, reconoció la mujer. A escasa distancia, detrás de un biombo y sentado en el banquillo, escuchaba con atención el hombre.

El acusado, de mediana edad y que llegó a estar encarcelado más de tres años, admitió que se puso en contacto con su expareja en varias ocasiones y que acudió hasta su vivienda porque pensaba que la pena ya estaba cumplida. Según su versión, su intención era contactar con el hijo que ambos tienen en común y para nada quería causar desasosiego a la mujer. “Yo hice los cálculos y pensé que la condena ya estaba extinguida”, manifestó ante la magistrada.

La fiscalía reclamó una condena de dos años de prisión para el sospechoso por los delitos de quebrantamiento y coacciones. Mientras, la abogada defensora, Marina Carbonell, solicitó la libre absolución de su cliente.

El hombre fue condenado por un juzgado de lo penal de Palma por coacciones en mayo de 2019. Fue una sentencia por conformidad en la que el encausado aceptó una pena de trabajos comunitarios, así como la privación del derecho a la tenencia y porte de armas durante tres años y la prohibición de aproximarse y comunicarse con la víctima por un periodo de 5 años.

A principios de diciembre de 2018 ya se había acordado la medida cautelar de prohibición de acercarse y comunicarse con la mujer, por lo que la pena se extinguió el 5 de diciembre de 2023. “Yo sabía que finalizaba el 5 de diciembre”, destacó la perjudicada.

El hombre pensaba que la pena ya estaba extinguida

Sin embargo, el hombre alegó que él creía que ya estaba extinguida. “Yo estaba convencido de que la pena estaba ya cumplida”, aseguró el sospechoso ante la sala. “Hice los cálculos y pensé que estaba ya liquidada”, insistió.

El acusado, que también cuenta con una sentencia por quebrantamiento, reconoció que el 7 de noviembre de 2023 envió un mensaje de whatsapp a su expareja. “Como no podía hablar con mi hijo, era una forma de poder estar en contacto con él”, justificó. En esas fechas aún estaba vigente la condena que le prohibía comunicarse con la víctima.

Días después, volvió a enviarle otro mensaje a su teléfono móvil, según confirmó él en el juicio. Luego, el 13 de noviembre de 2023, le mandó un mensaje de voz. “Le decía que solo quería saludarla”, detalló el hombre. La perjudicada le comunicó por escrito que no quería tener ningún contacto con él. “Sí, es verdad, ella me lo comunicó, pero yo quería ver a mi hijo. Yo pensaba que con estos mensajes ella iba a estar más tranquila”, añadió.

La cuarta ocasión que presuntamente se saltó la condena fue el 20 de noviembre de 2023, sobre las cinco y cuarto de la tarde, cuando acudió al domicilio de la víctima en Palma. “Toqué el telefonillo y le dije que venía a verlos. Ella me contestó si sabía que no podía estar allí”, recordó el hombre.

A los pocos días, se dictó una nueva orden judicial que le prohibía acercarse y comunicarse con la perjudicada. “Teníamos un hijo en común y ese era el único medio para poder estar en contacto con él. Ella tenía la patria potestad”, declaró el encausado. “Mi intención en absoluto fue la de causar miedo o ansiedad”, añadió.

El caso quedó visto para sentencia sin que el sospechoso hiciera uso del turno de la última palabra.