Educaclown: la risa como «llave mágica» para llegar a grupos vulnerables
Hacen sesiones con jóvenes con problemas de salud mental, en centros de menores, residencias...
«El humor, la risa, la música y, por qué no, el disparate, han llevado magia, alegría, recuerdos y en ocasiones ha sido el único nexo de comunicación de niños con mucho daño emocional». Este es el resumen hecho por un psicólogo de un centro de menores tutelados sobre las sesiones llevadas a cabo con Educaclown.
Esta asociación creada en 2015 lleva casi diez años acercando el juego a los colectivos más vulnerables (intentan llevar la cuenta de las sonrisas: estiman que en este tiempo han logrado más de 13.000). Para conseguirlo tienen un equipo conformado por payasos ‘todoterreno’, sensibilizados y preparados para trabajar en entornos con perfiles delicados (como niños que han padecido abuso, negligencia, abandono...).
Ahora intervienen básicamente en centros de menores tutelados del Consell, en Asnimo y en la unidad de salud mental infantojuvenil de Son Espases, pero también han desarrollado proyectos en residencias de personas mayores, en Projecte Home y en empresas, además de en otros países (han desarrollado proyectos de cooperación internacional en Burkina Faso y en República Dominicana).
«La idea es usar herramientas del arte y del clown con un fin social», resume la fundadora de Educaclown, Fanny Guerrero (alias Flip), quien cree que su trabajo es «una vía de transformación, una llave mágica para abrir puertas de personas que lo han pasado mal». El juego y la música sirven, asegura Guerrero, «para hacernos preguntas y trabajar la educación en valores, la gestión del estrés...».
En algunos grupos el foco principal es fortalecer la autoestima, facilitar la integración social y, en definitiva, mejorar la salud emocional y de eso, desde la epidemia de covid, hay «una necesidad increíble», según indica Guerrero.
Lluís Colom forma parte de este ‘comando clown’ y desde 2018 lidera la intervención psicoeducativa en IBSMIA, el Institut Balear de Salud Mental de la Infancia y la Adolescencia ubicado en Son Espases, adonde acude cada 15 días con el objetivo de mejorar el amor propio y el bienestar emocional de estos jóvenes, de «motivarles a reír y que vuelvan a sentir que pertenecen al mundo». Y para ello, indica Colom, «hay que ir a lo esencial», «reinventarse cada día» y poner «mucho oficio y cariño».
En el hospital es donde Colom se inventó un recurso que ahora aplica en todos sus talleres. Uno de los jóvenes estaba muy cerrado, decía ‘no’ a todo, y él espontáneamente (arriesgándose, lanzándose al vacío como se hace siempre en la improvisación) abrió los brazos invitándole, sin decir nada, a que se dieran un abrazo. Y funcionó.
Mónica, una adolescente que participó en sesiones con Educaclown deja la mejor de las valoraciones posibles: «Me han hecho ser la persona más feliz del mundo. Si tuviera que cambiar algo, no cambiaría nada: seguid siendo como sois, merece la pena conoceros. Se nota que lo hacéis con todo el amor del mundo».
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