«Los ‘smartphones’ no son una herramienta pedagógica»

Diversos especialistas coinciden en destacar que las nuevas tecnologías persisten pero con otro formato

Los expertos alertan del impacto nocivo del teléfono móvil entre los menores.

Los expertos alertan del impacto nocivo del teléfono móvil entre los menores. / DM

«Existe una idea errónea que se ha globalizado y no es real: los smartphones no son una herramienta pedagógica en las aulas». Así de contundente se muestra la psicóloga infantil Mercedes Cimas, para quien la limitación de los teléfonos móviles entre los menores de edad es una necesidad imperiosa por sus numerosos efectos nocivos: déficit de atención y falta de concentración en el plano de aprendizaje, y aislamiento en el plano social. «Los adolescentes de hoy en día parecen estar más conectados cuando en realidad se sienten más solos porque no establecen relaciones profundas, se limitan a conversar a través de una pantalla y con emoticonos», expone Cimas en referencia a los casos que atiende en su consulta.

Una postura con la que coincide Joan Ramon Xamena, presidente de la Asociación de Directores de Educación Secundaria de Mallorca (Adesma): «Los teléfonos móviles no son una herramienta de aprendizaje por el mal uso que se hace de ella». Según defiende Xamena, los centros educativos lo han intentado por activa y por pasiva, pero sus efectos negativos son más notorios: «Al final los alumnos graban, hacen fotos, y sobre todo, no interactúan en los patios», enumera. Por ello, dicen, debe aparcarse al estricto uso personal. Y destacan que ello no requiere la eliminación de las nuevas tecnologías en el ámbito educativo, otra idea errónea que aflora entre la población: «Existen otros mecanismos que funcionan a la perfección como es el chromebook (cada vez más expandido entre los centros escolares)».

Y precisamente de esta herramienta habla Manuel Blanco, director del IES Son Cladera, instituto que lleva cinco años «libre de móviles». «Retiramos los smartphones porque se solapaba con el chromebook, y no tienen sentido duplicar dispositivos». En palabras de Blanco, los beneficios de esta medida son espectaculares: mejora el rendimiento académico de los estudiantes y evita problemas con el uso de las redes sociales, que en la mayoría de los casos la utilizan de manera ilegal ya que la edad mínima, según rige en el reglamento de estas plataformas, es de 14 o 16 años, dependiendo de la app

En base a su experiencia, el director del IES Son Cladera arguye que prohibir los dispositivos inteligentes a los menores de edad en las aulas «es una buena medida y funciona». De hecho, sostiene que hasta los propios estudiantes de su centro se alegran de la medida y la aprueban. «Se han dado cuenta que el móvil los aísla», concluye Blanco.

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