La Fundación Barceló quiere que los países subdesarrollados generen sus recursos

La entidad mallorquina forma a los habitantes de las zonas desfavorecidas para que tengan su propio sustento alimentario

La Fundación Barceló lleva desde 1989 «ayudando siempre al más necesitado», cuenta José María Navarro, director general de la entidad. «Conseguimos asistir a los países con más necesidad basándonos en cuatro bloques distintos, que son el proyecto Farmasol, que está dedicado a la salud; el proyecto Aguay+, centrado en el agua y las infraestructuras; la intervención en el desarrollo económico, basada en la agricultura y la educación; y finalmente Alisol, centrado en el abastecimiento de producto fresco en Mallorca», enumera.

«El proyecto del agua es el más importante», afirma Navarro. Han construido 140 pozos en Uganda, Burkina Faso, Haití, Kenia y Tanzania. Durante el proceso de creación lo principal es la obra. Tras un año se electrifica mediante placas solares y, finalmente, si fuera posible y el caudal fuese lo suficiente fuerte, se aplicarían regadíos. Tras todo esto se explica a la población cómo cultivar para tener su propio sustento, cuenta. Estos pozos crean un cambio en la conducta de los poblados, ya que a pesar de ser nómadas, el abastecimiento del agua es una buena razón para asentarse en la zona. También destaca que «hay gente del poblado que se dedica a cuidar y mantener el buen estado de los pozos». Asimismo, también la iglesia Sao Paulo Apóstol se dedica a visitar los poblados con herramientas para solucionar las posibles averías.

Mujeres cosiendo las pieles y zapatos en el proyecto de intervenciones para el desarrollo económico.

Mujeres cosiendo las pieles y zapatos en el proyecto de intervenciones para el desarrollo económico. / Fundación Barceló

En cuanto al proyecto de intervenciones para el desarrollo económico, que se centra en la agricultura y la educación, crean oportunidades para obtener beneficios para los locales y formando a los niños y mujeres, los cuales «están considerados sin valor», cuenta el director. Un ejemplo sería las piscifactorías o los mataderos.

En Uganda se está desarrollando una piscifactoría con la tecnología proveniente de Cáritas Noruega que ha permitido introducir peces alevines que posteriormente los locales pueden vender para obtener beneficios. Ocurre lo mismo con el matadero de Tanzania, que mediante el despiece de las distintas cabezas de ganado que les proporciona a 100 familias son capaces de vender distintas partes del animal y conseguir más beneficio económico. «Además, algo importante es que estas piezas salgan embaladas para poder venderlas a los mayoristas», indica.

En cuanto a la formación de los niños y las mujeres, la educación es lo más importante. A los niños «se les da de comer en las escuelas y así también aprenden», según afirma. Respecto a las mujeres, se les proporciona varias formaciones profesionales, como peluquería o talleres para coser productos de piel y zapatos «para no caer en redes de tráfico de mujeres», afirma el director. También se pone a su disposición el proyecto de microcréditos, que consiste en aportar 1.000 euros a un total de diez mujeres para ir impulsando sus negocios.

Finalmente se encuentra el proyecto de productos frescos en Mallorca que llega a un total de 8.000 personas semanales mediante la colaboración de Cáritas y 22 entidades más y pretenden llegar a proporcionar 470 mil kilos de alimentos a los mallorquines este año.

Suscríbete para seguir leyendo