Solivellas, 36 años de corresponsal de TV3 en Baleares: "La clase política no aprende"

Marga Solivellas publica 'Illes escapçades-Cròniques aïllades"

Marga Solivellas publica 'Illes escapçades-Cròniques aïllades" / Cati Cladera

EFE

 Tras un año jubilada, Margalida Solivellas publica "Illes escapçades. Cròniques aïllades" (Penguin), donde resume la historia política, económica, judicial y social vivida en primera línea como corresponsal de TV3 en Baleares durante 36 años, una experiencia de la que concluye: "La clase política no aprende".

Dice en su libro que los debates sobre desarrollo turístico y el urbanismo son los mismos que en los 80. ¿Nada esencial ha cambiado?

Empiezo hablando de Gabriel Cañellas (presidente balear de 1983 a 1995), y el caso de corrupción con las constructoras, que fue uno de los primeros. He leído esta mañana en el periódico que el Govern de ahora va a agilizar para tramitar más rápido las carreteras. ¿Cómo se pueden construir más? Los debates se repiten. Cuando está la derecha un poco más y cuando está la izquierda tampoco pone las bases para hacer un cambio y transformar el modelo.

En este tiempo la población de Baleares se ha duplicado.

Y seguimos con el mismo modelo de desarrollo que lo ha facilitado. Yo tuve que escuchar y mirar dos veces que cuando hacían el proyecto y anunciaron que diseñaban un aeropuerto para 80 millones de pasajeros. Pensé que lo había entendido mal.

Hace años que tenemos el mismo proyecto de crecer, crecer, crecer. La palabra "decrecer" solo sale en campaña electoral y bajito, pero siempre es aumentar, aumentar todo.

¿Cuánto le deben las islas a la lucha contra esta tendencia de ecologistas y movimientos sociales?

Las únicas veces que se han parado cosas es por la reacción de la gente. Si no hubieran existido, no sé dónde estaríamos. Muchos parques naturales no estarían, habría más puertos deportivos, y muchísimas más cosas. Pero a pesar de toda la lucha que la sociedad civil ha hecho en muchas cosas, la clase política no aprende, porque sigue haciéndolo.

En su descripción parece que la alternancia entre izquierda y derecha no supone cambios de tendencia. ¿Es así?

Es una diferencia de ritmo, se ralentiza con la izquierda, y algunas cosas se paran, pero no todas, no hay un cambio de modelo. Por ejemplo, en Magaluf, conocidas empresas compran un hotel, pero no lo tiran abajo. Lo remodelan, ponen cuatro estrellas y vienen los mismos, pero con más dinero, que se emborrachan igual.

¿Son los grandes hoteleros el mayor poder en Baleares?

Son los que tienen el altavoz mediático, y a la clase política le encanta hacerse las fotos al lado de ese poder. Esto ha sido evidente durante todos estos años. Los años que se enfrentaron un poco a ellos ya montaron un pollo, con el primer Pacte de Progrés. Con la ecotasa se montó, tuvieron muy mala relación. ¿Qué hizo el segundo Pacto de progreso? No puso la ecotasa.

Otro poder en Baleares con protagonismo en el libro es la Familia Real. ¿Ha cambiado su influencia?

Sí, ha cambiado porque ahora vienen menos. Ya veremos qué va a pasar cuando la reina emérita no venga. Me da la impresión que en los últimos años vienen para cumplir un protocolo y para mantener la historia de Marivent viva. Lo que hacían antes ya no lo hacen, está clarísimo.

Se ha modificado un poco esta reverencia que en ciertos sectores se tenía por la Familia Real, que solo se daba en sectores muy determinados, porque la gente de la calle tiene su vida.

¿Se ha dedicado en los medios demasiada atención a los procesos por casos de corrupción (en su libro cita 56), en detrimento de otros temas importantes?

En aquellos años la corrupción era tan bestia que algunas veces pensé "los periodistas tendríamos que dedicarnos a destacar a los que lo hacen bien, alguien de la clase política lo debe estar haciendo bien". No quiero meter a todos el mismo saco, pero era muy, muy bestia. Aunque había que contarlo, era importante.

TV3 ha prestado mucho interés al catalán y la cultura en Baleares. ¿Ha avanzado la lengua propia?

Desde que yo empecé, sí, ha ido a más. No existía IB3; ahora hay mucha gente que ha ido a las escuelas y sabe el idioma. Lo que pasa es que estamos en un periodo que hay muchos más habitantes, en que viene más gente de fuera, con otras culturas, y hay como un retroceso.

Tengo unos vecinos que ella es holandesa, el marido es inglés; han tenido dos hijos de 6 y 4 años que van a la escuela de mi pueblo y hablan cuatro idiomas. Lo encuentro fantástico.

La confrontación sobre la lengua beneficia a algunos, pero no tendría que ser un motivo de batalla, no tendría que estar en los titulares. Estamos en una sociedad diversa, todo el mundo puede hablar lo que quiera y hay que apoyar el valor de conocer el sitio donde vives y la lengua del sitio donde vives. He hecho reportajes sobre el Brexit en zonas de Calviá y Andratx y no había nadie que hablara español.

¿Cómo se ve Baleares desde Cataluña?

Tienes que luchar contra los tópicos. Por ejemplo, en el tema del "balconing", que realmente es el del turismo de borrachera, el turismo de excesos. Pero también te da la ventaja, porque nos miran con cariño por proximidad. Yo he intentado explicar las islas para que vean que hay más, hay detrás intereses que los ciudadanos estamos padeciendo.

¿Llegará algún día un mallorquín o un menorquín a definirse como "balear"?

No. Cada isla tiene su mundo. Aunque me he dado cuenta de que tenemos muchas cosas en común.

Lo que más he disfrutado de este libro es que me he podido ir literariamente de una isla a otra. Ahora estoy escribiendo de losnobles de Menorca y ahora te hablo de Julio Iglesias en Ibiza. He podido hacer este viaje gracias a este trabajo.

¿Complicó su trabajo la crisis del procés?

A partir del 1 de octubre hubo seis meses complicados, pero después ya no lo he vuelto a sentir. Jamás he tenido ningún problema para trabajar aquí, al revés. Siempre, nos ha tratado muy bien.