Contracorriente

Así se formó la ‘turbonada’ que impactó en Mallorca

Las líneas de tormentas que barrieron la isla trajeron consigo vientos muy fuertes, precipitaciones torrenciales y un total de 29.000 descargas eléctricas en el entorno de Baleares

Momento de la tormenta fotografíado desde el dique del Oeste.

Momento de la tormenta fotografíado desde el dique del Oeste. / Duncan Wingen

Duncan Wingen

Duncan Wingen

El pasado domingo, una o varias líneas de tormentas barrieron la isla, trayendo consigo vientos muy fuertes, precipitaciones torrenciales y un total de 29.000 descargas eléctricas en el entorno de las islas.

Sobre las 11 menos veinte de la mañana, la primera línea de tormenta hacía impacto en el oeste de Mallorca. En el aeropuerto de Palma, las rachas de viento alcanzaron los 108 km/h y hasta 98 km/h en Ciudad Jardín (datos de la AEMET y Baleares Méteo). Son vientos muy intensos para tratarse de zonas vulnerables y muy pobladas, suficientes para causar un gran impacto.

Al cruzar la isla, las rachas llegaron a los 122 km/h en Inca, 102 km/h en el puerto de Sóller y hasta 143 km/h en Formentor. Son vientos de récord para un mes de agosto en algunas estaciones como el aeropuerto, puerto de Sóller y Portopí.

El tipo de tormenta que afectó a las islas se conoce como línea de turbonada. No son tormentas individuales si no conglomerados o familias de tormentas, organizados en forma de líneas o arcos.

Su mayor peligro asociado son las rachas de viento que pueden alcanzar intensidades huracanadas. Son vientos virulentos, abruptos y con grandes cambios de velocidad y dirección. Esto los convierte en la peor pesadilla para la aviación. Por suerte, una línea de turbonada como la de ayer, se puede anticipar con hasta una o varias horas de antelación, gracias a los avances en los radares meteorológicos como el que tiene operativo la Agencia Estatal de Meteorología en Cap Blanc.

Así se formó la ‘turbonada’ que impactó en Mallorca

Así se formó la ‘turbonada’ que impactó en Mallorca / Duncan Wingen

¿Fue un ‘cap de fibló’?

Es importante remarcar que estos vientos no fueron causados por ningún tornado o cap de fibló. Es cierto que se avistaron mangas marinas en Sóller y Banyalbufar, pero no llegaron a tocar tierra.

En el seno de las nubes de tormenta se forman a veces potentes corrientes descendentes. Son chorros de aire que, si llegan a la superficie, impactan con fuerza expandiéndose en todas direcciones. Estos fenómenos se conocen como reventón y se confunden sistemáticamente con los tornados porque producen daños similares. Algunas tormentas como la que destrozó Banyalbufar en agosto del 2020, producen tornados y reventones al mismo tiempo, con efectos devastadores.

La diferencia entre un tornado y un reventón es sutil pero importante. Un tornado implica vientos rotatorios, que giran en torno a un centro. En los reventones, los vientos soplan en línea recta desde el punto de impacto. Los reventones son mucho más habituales que los tornados terrestres. En Baleares tenemos de media casi tres reventones al año y en casos extremos han dejado rachas de 150-190 km/h.

Precipitaciones intensas pero beneficiosas

Las precipitaciones alcanzaron gran intensidad, aunque también hubo momentos en los que supo llover. En Pollença cayeron hasta 33 mm en solo 10 minutos. Si cogemos la última década, hay muy pocos referentes de una intensidad de precipitación diezminutal tan alta en Baleares.

Los acumulados de precipitación superaron los 100 litros por metro cuadrado en puntos del norte de Mallorca y sierra de Tramontana. En Gorg Blau (Escorca) cayeron 100 L/m2, 116 L/m2 en el puerto de Sóller y hasta 170 en Pollença. Los embalses han subido más de un punto, no es mucho, pero es un gran alivio para la sequía estival que este año ha sido más breve que de costumbre.

¿Por qué se formó la tormenta?

Un cambio abrupto de masas de aire fue el responsable de las tormentas intensas en Mallorca. Una masa de aire muy cálida y húmeda fue sustituida por otra más fría y seca.

El contraste entre una masa de aire muy frío en niveles medios de la troposfera y una muy cálida y húmeda, son el detonante perfecto para estas tormentas.

Poco antes de la llegada de la tormenta, la temperatura superficial del agua del mar rozaba los 29ºC en la boya de la bahía de Palma y pasaba de los 28ºC en la boya de Dragonera. Estos registros están entre 3 y 4ºC por encima de los valores normales para estas fechas. La energía acumulada en el mar era y sigue siendo enorme.

Son situaciones clásicas de final de verano de Baleares. La transición hacia el otoño en el clima Mediterráneo es a veces abrupta y violenta. Es algo que ha ocurrido y ocurrirá siempre. Este tipo de fenómenos adversos, ya los vivían nuestros abuelos, aunque sí es cierto que el cambio climático puede estar dándoles una vuelta de tuerca.

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