¿Toca cambio de sábanas, se va ya el cliente, es un hotel urbano o de playa? Las claves que regularán por primera vez la carga de trabajo de las kellys en Mallorca

A partir de ahora, será obligatorio fijar la tarea de las limpiadoras en cada establecimiento en base al tipo de limpieza que precisa cada habitación - El objetivo es atajar los excesos y velar por la salud laboral

VÍDEO | Así son las camas elevables de los hoteles de Mallorca

Redacción

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Zulema Bacallao ya no tiene que agacharse para hacer las camas. Es camarera de pisos en un hotel de Mallorca donde ya se han instalado estos mecanismos elevables. «Estamos notando un alivio en la espalda», confiesa. Sale de arreglar una habitación con el mando a distancia de la cama en la mano. «Nos tenemos que acostumbrar porque a veces salgo del cuarto y hasta que no estoy en otro no me doy cuenta de que me lo he dejado enchufado», explica esta limpiadora que trabaja en Hipotels Playa de Palma Palace.

Este es uno de los hoteles de la isla que ya cuenta con camas elevables, una de las medidas estrella de la Ley de Turismo. Los establecimientos de cuatro y cinco estrellas deben contar obligatoriamente con ellas desde este año para facilitar el trabajo de las camareras de piso.

«Es un paso importante», sostiene la presidenta de la Asociación Kellys Unión Baleares, Sara del Mar García, quien todavía está digiriendo las palabras de la candidata del PP a la presidencia balear Marga Prohens, que tildó la medida de «la mayor tontería en política». «Le invito a que venga en agosto conmigo a ver si le parece una chorrada», espeta Sara.

El siguiente paso para aliviar la carga de trabajo de estas trabajadoras, que hasta ahora eran las invisibles en el sector de la hostelería, es el de regular las cargas de trabajo, «un punto presente en el convenio». «A partir de una serie de mediciones de nuestras labores y de las características del hotel, se va a hacer un análisis en cada hotel de cuántas habitaciones podría hacer una camarera al día», apunta. «Es algo que va a empezar a aplicarse ahora», indica. Armengol explicó en su día que el Instituto Balear de la Seguridad y la Salud Laboral también haría un estudio que serviría como base. «Este mismo lunes [mañana] hay una reunión con el Govern sobre la cuestión. El caso es que se tendrían en cuenta cuestiones como el tipo de mobiliario de las habitaciones, si hay cristales y espejos, si el hotel está a pie de playa o es urbano, si hay niños o no, si tiene moqueta, etc. También otra cosa muy importante para nosotras que hasta ahora no estaba regulado y no se tenía en cuenta es qué tipo de limpieza te tocaba hacer en la habitación. Es decir, si era la normal o si había la salida de un cliente o si era el día de cambio de sábanas. Por ejemplo, por una salida te puedes tirar una hora en una habitación. La limpieza normal son unos diez minutos y con cambio de sábanas asciende a 20. También creo que se debería considerar la época del año y el entorno en el que se encuentra el hotel. Ahora que tenemos clientes de Imserso, son muy limpios y ordenados. Tardas menos. En cambio, en agosto, cuando vienen familias con niños, las habitaciones dan más trabajo», subraya Sara del Mar. «Asimismo, en algunas zonas donde hay más ocio es habitual limpiar habitaciones donde han bebido alcohol y te encuentras latas de cerveza, botellas, tabaco de liar por el suelo, etc.».

La líder sindical de las camareras de piso incide en que la carga de trabajo ha aumentado en los últimos años a causa de un cambio en el perfil de los clientes que vienen de vacaciones a las islas. «Antes pasaban aquí una semana o quince días y eran muy repetidores. Hacíamos muchas menos salidas y había una relación más familiar con ellos. Ahora hay cada vez más gente que viene dos noches o un fin de semana, por lo que haces muchas salidas, es decir, muchas habitaciones a fondo», abunda.

¿Quiénes establecerán las cargas de trabajo en cada hotel? Se crearán una suerte de comités «formados por dos personas, una que será asignada por el comité de trabajadores o un delegado sindical y otra que pondrá la empresa y que sería básicamente la persona encargada de la prevención de riesgos laborales. Ambos serán los encargados de hacer las mediciones con algunos de los parámetros que te he citado anteriormente», detalla Sara del Mar.

Además de la limpieza de las habitaciones, también está la de los espacios comunes del hotel. «En mi caso, entre las 7 y las 8 limpiamos las zonas nobles: salones, bar, comedor, la recepción. Luego bajamos a la zona de lencería y cogemos los carros con la ropa limpia para ir a los pasillos», relata. 

La otra lucha inmediata pero que aún está lejos para las kellys es la de conseguir que se les anticipe la edad de jubilación. «Con 67 años yo no me veo haciendo este trabajo, es imposible. Las compañeras están pidiendo que sea a los 60, pero lo veo complicado. Quizá sí podríamos conseguir que fuera a los 63 anticipada si te basta lo cotizado y a los 65 la obligatoria. Pero los 67... Es una barbaridad», indica.

El geógrafo del trabajo y experto en turismo Ernest Cañada, autor de Las que limpian -de ahí viene el nombre de las kellys-, sostiene también que las reivindicaciones actuales de las camareras de piso en el archipiélago se centran en la regulación de la carga de trabajo y la anticipación de la edad de jubilación. La visibilización del colectivo «se ha traducido en mejoras en sus condiciones de trabajo», considera. «La equiparación de sueldos con los camareros, por ejemplo, o las camas elevables, que no son ninguna tontería», remarca.

En cuanto a los incrementos salariales conseguidos en el nuevo convenido de hostelería que ha entrado en vigor (un 8,5% en dos años), «si no tienes garantizada la vivienda, se hace muy difícil que se pueda mantener el poder adquisitivo. Son subidas insuficientes. Los de las kellys [1.626 euros brutos] siguen siendo sueldos bajos en un contexto de vida muy elevado en Baleares y que está en incremento». Para el investigador de la UIB, donde hay que poner el foco es en la redistribución de los beneficios empresariales, que son elevadísimos. «No revierten como tocaría en el trabajador. Se siguen acumulando en la parte alta de la pirámide», concluye.

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