Adrià Cañellas (Palma, 1993) es el primer autor de un artículo publicado en la revista Nature en el que dan cuenta del descubrimiento de la población de células tumorales residuales que son responsables de la reaparición del cáncer en otros órganos, tras la extirpación de un tumor primario de colon. El investigador mallorquín explica que este artículo forma parte de la tesis doctoral que realiza en el Institut de Recerca Biomèdica (IRB) de Barcelona bajo la dirección del doctor Eduard Batlle.

«Cuando a una persona se le detecta un tumor primario en el intestino, el tratamiento actual pasa por extirparle una parte del intestino en el quirófano y luego tratarle con quimioterapia. Pero se ha constatado que esta quimio no es efectiva a la hora de acabar con unas células cancerígenas ya diseminadas pero que no se ven», comienza a explicar el investigador mallorquín el alcance de su descubrimiento.

No es posible detectar esas células porque son muy pocas -10, 50, 100, apunta- y de un tamaño tan pequeño que los hospitales carecen de aparatos con una resolución adecuada para poder verlas. 

Por ello han tenido que recurrir a modelos experimentales para poder ver cómo son esas células indetectables que, a la postre, son las responsables que los tumores se extiendan con posterioridad a ser tratados, lo que se conoce como metástasis.

«Hemos descubierto la identidad de estas células, porque no todas las células de un tumor son iguales. Y hemos comprobado que en los tumores primarios tienen la capacidad de invadir otros tejidos u órganos y provocar una metástasis. Ya se sabía que existían, pero ahora les hemos puesto nombre y apellidos», explica de manera coloquial.

Fluorescentes

Preguntado cómo han podido visualizarlas, Cañellas explica que han conseguido hacerlas fluorescentes porque conocen sus marcadores. «Y ahora no solo podemos verlas, si no también acabar con ellas», se congratula aunque matiza que esto lo han conseguido con ingeniería genética realizada en el laboratorio, tratando un tumor y trasplantándolo después a ratones. «Esto es una prueba de concepto. En un ser humano no podríamos hacerlo», diferencia.

Una vez que han descubierto cómo son estas células residuales, ahora queda desarrollar una terapia específica para matarlas, se plantea el reto el investigador mallorquín.

«Las inmunoterapias ( en las que se usa el sistema inmunitario del propio paciente para combatir sus tumores) existentes no funcionan con el cáncer de colon y se han testado únicamente en casos de metástasis avanzadas. Nosotros las daremos de forma preventiva tras extirpar el tumor y dar algunas sesiones de quimio», anticipa Cañellas lo que en el futuro podría evitar que tumores ya tratados reaparezcan y se extiendan.