El policía encargado de custodiar en el precalabozo al acusado de asesinar en Palma a su expareja ha declarado ante el Tribunal que el procesado confesó que, cuando rompió la relación con su mujer un mes antes de cometer el crimen, "intentaba evitarla porque sabía que iba a pasar lo que ocurrió".

Este martes ha arrancado la segunda sesión del juicio con jurado popular en la Audiencia Provincial de Baleares, que sienta en el banquillo al hombre acusado de matar a su exmujer y prima, con la que tenía cuatro hijos, al golpearle la cabeza con una piedra. Previamente la agredió varias veces, clavándole incluso un destornillador y encerrándola en el maletero del coche.

Durante su declaración, el testigo ha destacado la "tranquilidad pasmosa" con la que el procesado relató los hechos una vez fue detenido. "Era un monólogo, se puso de pie, me preguntó si su mujer estaba muerta y empezó a verbalizar", ha añadido.

Así, ha detallado que el encausado le contó que mantuvo un encuentro con su pareja por una intervención quirúrgica de una de sus hijas y, en dicha quedada, aprovechó para "revisar las conversaciones de su teléfono porque tenía celos y encontró una con un chico de Manacor, le hizo una foto con su móvil y se la guardó sin decir nada más".

Posteriormente, el 3 de noviembre --día de los hechos--, víctima y acusado volvieron a quedar y se produjo una discusión entre ambos. El policía ha señalado que el individuo relató que, entonces, perdió el control del coche y se chocó, momento en que ella consiguió salir del vehículo.

"Después la persiguió, le golpeó la cabeza contra una pared, la arrastró hasta el vehículo y le golpeó otra vez la cabeza con una piedra", a la vez que "la apuñaló en tres ocasiones con un destornillador que tenía dentro del coche", ha testificado el agente.

Continuando con el relato del acusado el día de los hechos, el policía ha señalado que posteriormente dijo que "la desnudó y la arrastró hacia un torrente o una zona boscosa", hasta que decidió marcharse a pie, dejando el destornillador en una caja de cartón, guardando su chaqueta en un cuadro de contadores y tirando su móvil por el camino.

Preguntado por el Ministerio Público por el estado del varón cuando contó lo sucedido en el precalabozo, el agente ha negado que aparentara estado de embriaguez o de haber consumido drogas. Cabe recordar que el acusado, durante su declaración en la sesión del lunes, aseguró que había estado bebiendo "toda la tarde" de los hechos y que consumió "unos dos o tres gramos" de cocaína.

Un familiar llamó diciendo que el acusado "iba a matar a alguien"

Un segundo policía, encargado en ese momento de las funciones de seguridad ciudadana, ha testificado que ese día de noviembre recibió una llamada de un familiar del acusado diciendo que "creía que iba a matar a alguien".

Además, ha añadido que, cuando vio al procesado, "presentaba una actitud tranquila".

Por su parte, otros tres profesionales, encargados en su caso de la inspección ocular, han relatado que, en el lugar donde ocurrieron los hechos, había varias manchas de sangre de distinta intensidad a lo largo de todo el camino.

Asimismo, inspeccionaron una zona alejada del coche, a unos 150 metros de distancia, donde encontraron algunos efectos de la víctima y sangre.

En cuanto al cuerpo de la mujer, fue hallado en posición fetal, con la cabeza en dirección al torrente y tapado con ramas y maleza, y se apreciaban ciertas lesiones "que se veían claramente en el rostro, la zona lumbar, los hombros y, sobre todo, en la cabeza".

Por último, los profesionales han apuntado que "en ningún momento" detectaron restos de sustancias estupefacientes en el acusado. "Todo lo contrario, se mostró muy colaborativo, orientado y consciente", han remarcado.

Los hechos

El incidente ocurrió el pasado 3 de noviembre de 2020, sobre las 20.45 horas, cuando el hombre quedó con la víctima para recogerla en casa de sus padres, donde ella residía.

Una vez llegaron a un parking situado en el Polígono de Son Rossinyol, y estando dentro del coche, se inició la discusión y empezó a golpearla repetidamente por varias partes del cuerpo, llegando a clavarle un destornillador, y posteriormente la introdujo en el maletero. Además, tiró el teléfono móvil en el lugar antes de abandonarlo para dificultar la localización.

A continuación, se dirigió con el vehículo al Camí de Ca Na Verda, consiguiendo la mujer salir del guardamaletas. En ese momento, el individuo perdió el control y chocó contra unos bloques de cemento, instante que la víctima aprovechó para escapar.

Sin embargo, él consiguió alcanzarla y la arrastró, la empujó contra una pared y le golpeó finalmente la cabeza con una piedra hasta causarle la muerte.

Para evitar ser descubierto, desnudó a la víctima, dejándole únicamente puesto el sujetador, y tiró su cuerpo a la zona del torrente, haciendo lo mismo con su documentación y efectos personales. "Estaba asustado y muy nervioso, recuerdo que le quité la ropa y la tiré, no sabía lo que hacía", confesó durante su declaración ante el Tribunal el lunes.

Además, escondió su chaqueta, "porque estaba manchada de sangre", en un cuadro de contadores que encontró abierto y, cuando llegó a su casa, contó a sus familiares lo ocurrido, llamó a la Policía y se entregó.

25 años de cárcel

La Fiscalía y la acusación de la Comunidad reclaman una condena de 25 años de cárcel para el hombre por un delito de asesinato con agravante de género, mientras que la acusación particular --en representación de los familiares de la mujer-- eleva esta solicitud a 31 años.

Asimismo, el Ministerio Público pide una indemnización de 100.000 euros para cada uno de los hijos y de 50.000 para los padres de la fallecida.