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Boulevard | Gerard Piqué sitúa a Balears «en el culo del mundo»

Juan March le comunica su fuga de la prisión a Gregorio Marañón delante de un alto cargo del centro, y ante los gestos extrañados del doctor le tranquiliza, «¡Ah! ¿ese? Ese se viene conmigo»

Gerard Piqué, en una foto de archivo DM

Gregorio Marañón trataba a Juan March cuando la República encarceló al mallorquín en 1932 en Alcalá de Henares. Se acordó que el doctor visitaría cada miércoles al financiero. El primer miércoles, el millonario recibió a su médico en el calabozo. Conforme avanzaban las semanas, Marañón auscultaba a March en la enfermería. El doctor se sorprendió el miércoles en que el enfermo lo recibió en el despacho principal de la prisión alcalaína. En un miércoles dado, el millonario mallorquín aguardaba en el mismo habitáculo, pero con un alto funcionario del centro penitenciario sentado en un rincón. El empresario avisó ese día a su galeno:

-No venga el miércoles próximo, doctor, ya no estaré aquí.

-¿Lo trasladan?

-No, es que me voy de aquí, ese mismo miércoles cruzaré la frontera por Gibraltar.

Inquieto, Marañón le señalaba a su paciente el rincón desde donde el alto funcionario escuchaba los planes de fuga. Al advertir el nerviosismo del médico, March lo tranquilizó:

-¿Qué le pasa, doctor? ¡Ah!, ¿ese? Ese se viene conmigo.

Y así ocurrió, en un coche facilitado por su secretario Raimundo Burguera. La versión de Marañón no es la única, pero ayuda a situar a un mallorquín que no se dejaba intimidar, a diferencia de los actuales nativos.

Hablando de tramas malolientes, ahí está el denominado Gerard Piqué, que se compra un club llamado Andorra con lo cual debería estar todo dicho. A continuación, la pareja de Shakira le pide a su amigo Luis Rubiales que coloque a su equipo en un grupo facilón. El argumento es clarividente, «al estar en el culo del mundo, como los de las Islas Baleares, me imagino que un grupo u otro no cambia mucho».

El peor insulto es el innecesario, que nace solo de la urgencia por mostrarse prepotente. El chulo del mundo sitúa a Mallorca «en el culo del mundo». Fíjense que no degrada allí a Cataluña, ni mucho menos a Madrid, porque es un catalanista que no desentonaría como madrileñista. Al emparentarnos con Andorra, demuestra para qué quiere a ese club. Juan March sabría tratar a un farandulero así, pero el mallorquín contemporáneo alega mucho más timorato:

-Si lo dice Piqué,...

Es un excelente momento para recordar que los catalanes, siempre tan independentistas y victimistas, permitieron y favorecieron la huida de los megayates de oligarcas rusos del puerto de Barcelona, incluida una nave de Roman Abramóvich. Antes los regaron generosamente con miles de litros de gasoil con sabor a sangre. Sería injusto concluir que actuaron así por las servidumbres del separatismo con Putin. Solo los guiaba el dinero, como a Piqué.

Y para demostrar que no hay hipersensibilidad sino tendencia, vamos con el memorable artículo firmado por Sergi Pàmies en La Vanguardia el 18 de abril. Ya saben que los señoritos catalanes se horrorizaron porque los alemanes del Eintracht de Frankfurt profanaron el Camp Nou, aunque también se embolsaron los tres millones de euros consiguientes sin derramar ni uno. El genial escritor arremete contra «los bárbaros cargados de cerveza, marihuana o bengalas». Denuncia que «el Barça participa de una industria que actúa como la del turismo pero en versión Barceloneta o Magaluf». Una vez equiparadas las geografías mallorquina y catalana, ¿adivinan cómo se titula el artículo? En efecto, «Los valores de Magaluf». ¿Y por qué no encabeza con «Los valores de la Barceloneta»? El eximio autor cuela de rondón al culo del mundo mallorquín para no ofender a la intocable patria sacrosanta. Y a pesar de que escribe en Barcelona, sobre Barcelona, para un medio de Barcelona, en torno a un club llamado Barcelona, se esconde en Magaluf para titular. En cambio, es irrelevante que no sepa que en Magaluf hay turismo británico y no alemán, porque la ignorancia se le presupone al erudito.

Siempre que me preguntan cómo es posible que los peripatéticos de Vox vayan a gobernar Balears, respondo a mi interlocutor que revise los comportamientos progresistas. Esta misma semana, los cargos de Cort presentan la nueva sede del Institut Municipal d’Innovació, donde han preservado los inmundos grafitis en las columnas. El alcalde y los concejales deben pasarles sus direcciones privadas a los artistas que han enguarrado Palma, para que los engalanen a domicilio. El abrazo de los incultos.

Reflexión dominical gaucha: «Conocer a algún izquierdista me hubiera ayudado a creer en la izquierda».

Los cargos de Cort que preservan los grafitis en un edificio municipal han de pasarle sus direcciones privadas a los ensuciadores de paredes. MANU MIELNIEZUK

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