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Boris Becker cimentó su condena en Mallorca

El proceso de quiebra que le ha llevado a la cárcel se inició en 2017 con el impago de una deuda por su finca de Artà

Becker cimentó su condena en Mallorca | YO!

El origen de la bancarrota que ha culminado en una condena a dos años y seis meses de cárcel para Boris Becker está en Mallorca. El afamado extenista, ganador de seis títulos de Grand Slam, ha sido sentenciado por un tribunal británico por un alzamiento de bienes valorado en casi tres millones de euros para esquivar a sus numerosos acreedores. El proceso judicial empezó en 2017, a raíz del impago de un préstamo para rehipotecar su mansión de Son Coll, en Artà, una finca de ensueño que se convirtió en una pesadilla.

Becker cimentó su condena en Mallorca | YO!

Becker, alemán residente en Londres y enamorado de la isla como miles de sus compatriotas, adquirió la propiedad en 1997: casi tres mil metros cuadrados, incluyendo piscina y establos. Pero en 2003 llegó el primer revés, cuando el Tribunal Superior de Justicia de Baleares le condenó al pago de una multa de más de medio millón de euros por hacer reformas ilegales y le obligó a demoler parte de lo construido.

Becker cimentó su condena en Mallorca | YO!

La leyenda del tenis volvió a las páginas de tribunales en 2012, cuando un juez embargó Son Coll por el impago de 275.000 euros al jardinero encargado de su cuidado. «Todo es menos dramático de lo que parece», declaró entonces Becker al rotativo Bild.

Becker cimentó su condena en Mallorca | G. BOSCH

Logró suspender la subasta ‘in extremis’ con el pago de 360.000 euros a la empresa de jardinería —incluidas las costas judiciales e intereses—, pero dos años después la lujosa propiedad volvió a subasta por una antigua deuda con un constructor de 430.000 euros. El tenista abonó el dinero reclamado en el último minuto y salvó otro ‘match ball’.

Pero había sido demasiado. A Becker se le acumulaban los problemas financieros y puso Son Coll a la venta, primero por 15 millones de euros y después por siete. Pero en 2017 fue declarado insolvente por el impago de una hipoteca de 3,5 millones sobre la lujosa mansión, deuda que inició el proceso que le ha llevado a una sentencia de cárcel.

Entre tanto, Son Coll ha seguido siendo un dolor de cabeza para el extenista. En 2018, acuciado ya por múltiples problemas económicos y judiciales, una comuna de okupas se instaló ilegalmente en la lujosa mansión. El grupo residió allí hasta que en enero de 2020 fue desalojado por orden judicial. Los residentes llegaron a realizar obras para acondicionar la casa, cultivaban un huerto y hasta tenían wifi.

La condena a Becker era un drama anunciado para quienes han seguido de cerca las visicitudes financieras del seis veces ganador de un torneo de Grand Slam y desde hace años comentarista deportivo en la televisión de Reino Unido.

En los últimos tiempos Becker se ha dejado ver muy poco por Mallorca. Su última visita se produjo el pasado mes de agosto, cuando acudió a la exposición artística de su hijo Noah en la galería de Gerhardt Braun, en el centro de Palma.

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