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En contra

Fernando Valladares: «Contra el cambio climático, por las buenas y por las malas»

Fernando Valladares (Mar del Plata, Argentina, 1965) es doctor en Biología, investigador del CSIC, profesor de Ecología en la universidad Rey Juan Carlos y líder de Scientist Rebellion, un movimiento de científicos que han radicalizado las reivindicaciones contra el cambio climático.

Fernando Valladares

Para que se haga cargo del tipo de entrevista: «¿Por las buenas no se acaba con el cambio climático?»

Llevamos treinta años por las buenas, actuamos muy despacio frente a un fenómeno exponencial. Contra el cambio climático hay que ir un poco por las buenas y un poco por las malas.

¿Hasta dónde se puede llegar por las malas?

No soy violento ni tengo afán de desobediencia, pero hemos de ser insistentes y molestos. Colaboramos con artistas para jugar con la idea de la sangre.

A su edad y pintando de rojo sangre las puertas del Congreso.

Jajaja. Nunca lo hubiera dicho, no figura en mi zona de confort. Mi campo habitual es la divulgación y las entrevistas, pero la evidencia demuestra que no disponemos de treinta años más, hay que actuar.

Su «empujar y presionar» linda con la violencia.

Efectivamente, las palabras van en ese sentido pero no podíamos empujar en el Congreso. Era un acto pacífico y la policía hubiera intervenido. Es necesario empujar porque la Ley de Cambio Climático está desfasada, llega diez años tarde. Hay que presionar para ir más allá de las buenas palabras.

¿Y si las pintadas con sangre falsa tampoco movilizan?

Una buena pregunta, que también nos hemos planteado. Las acciones sin consecuencias conducen a una rebelión crónica que no va a ningún lado. Jugamos en el límite de lo legal y forzamos los márgenes de la comunicación, porque la casa está en llamas.

¿La guerra de Ucrania está ligada al cambio climático?

Totalmente. Las dos cosas tienen el mismo origen, los combustibles fósiles. Putin conocía la dependencia alemana de su gas y europea de su petróleo, por lo que jugó su baza con un órdago bélico.

Los científicos son sosegados, reflexivos, moderados.

Y por eso somos fagocitados o avasallados por los espídicos empresarios beligerantes del sector, que van a muerte. De ahí que les haya sorprendido Scientist Rebellion.

Le habrá costado movilizar a sus colegas.

No somos muy dados a rebelarnos, pero hemos roto el hielo. Ya vendrán después los problemas, las sanciones y los juicios.

Scientist Rebellion (Rebelión Científica) es una rama de Extinction Rebellion

No es exactamente así, vamos en paralelo pero muy conectados. Colaboramos y les asesoramos, Extinction Rebellion se nutre de la ciencia.

Extinction Rebellion propone no reproducirse.

Las propuestas tienen una carga ideológica. En este punto, Scientist Rebellion se detiene un paso atrás y cada uno se expresa a título personal. Está claro que no reproducirse es una opción efectiva, pero hay otras. No saco a colación el debate demográfico en mis conferencias.

El Gobierno de PP/Vox no será más receptivo.

Es la peor de las pesadillas, no puede haber una situación más adversa. Vox se ha opuesto a todo, como en el Mar Menor, y cuando hablas con sus diputados se muestran de acuerdo pero añaden que «el ser humano no tiene nada que ver con el cambio climático».

El decrecimiento no gana votos.

Es uno de los grandes problemas, para crecer en lo importante hay que decrecer en lo irrelevante. España consume el doble de la energía que necesitamos para ser sanos y felices. Con la mitad, tendríamos además el bonus de un horizonte de esperanza. Crecer por encima de lo esperado es una mala noticia.

Hasta Macron se ha hecho ecologista.

No podía perderse este potente movimiento y se metió en un charco que nadie esperaba, porque los chalecos amarillos son la consecuencia de una subida de los precios de los combustibles, que lo lógico es que suban y no que bajen.

¿Ha sentido la tentación del abandonismo?

¿De dejarlo correr? Cada mañana me levanto con energía y optimismo para salvar el mundo, pero a veces añado que «si hoy no lo consigo,...». Intento abordar con humor situaciones que no tienen ninguna gracia.

¿Cuánto tiempo nos queda?

Es una pregunta con trampa, ¿cuánto nos queda para qué? Para el colapso petrolífero y gasístico, unos pocos años. En ochenta años, las temperaturas subirán 3,3 grados. Para lograr un mundo mejor, con menos muertos por el cambio climático, nos queda poco menos de una década, nos lo hemos de tomar muy en serio.

¿O de lo contrario?

Estamos a tiempo, pero con las opciones cada vez menos agradables. Ocurre como en las rebajas, si no te das prisa, no encuentras prendas de tu talla.

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