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Miquel Àngel Borrás Expolítico y conseller de Medio Ambiente del Consell de Mallorca

«Munar hizo alguna cosa mal, pero no se merecía todo lo que pasó»

El expolítico afirma que Unió Mallorquina sufrió una estrategia de «acoso y derribo»

Miquel Àngel Borrás, ayer, antes de la entrevista.

La historia de Miquel Àngel Borrás (Palma, 1946) es eminentemente política. Fue conseller insular de Medio Ambiente del Consell de Mallorca entre 1999 y 2007 y estuvo vinculado primero a Unión de Centro Democrático (UCD) y después a Unió Mallorquina (UM). Ahora publica sus memorias, Un mallorquín haciendo memoria, en las que habla de figuras políticas como Maria Antònia Munar o Gabriel Cañellas.

Escribir unas memorias significa tener que elegir lo que quieres contar. ¿Ha contado toda la verdad?

Cuento mi verdad, y eso intento explicar en el libro: la versión de lo que yo viví. Siempre respetando la idea o la visión que puedan tener los demás sobre mí. Al final cada uno vive la situación de forma diferente. No lo he contado todo. Unas porque no creo oportuno hacerlo ya que son demasiado privadas, y otras porque, como en política te hacen muchas malas jugadas, yo ya las he perdonado. Aunque no las haya olvidado. He intentado aportar algo al arte del perdón y el consenso, lo que me permitió sacar adelante algunas leyes importantes, como el catálogo de espacios del Institut d’Estudis Ecològics (INESE), que establecía cuáles eran los lugares que se debían proteger. La gente tiende a aceptar lo que ya está hecho, pero antes cada uno construía donde quería.

Afirma que Cañellas intentó comprarle para que formara parte del PP.

Sí, en la época en que fui socio del PP cuando estaba en Unió Mallorquina.

¿La izquierda protege más el medio ambiente que la derecha?

No. Inicialmente la izquierda salió con dos banderas fundamentales: la lengua y la defensa del medioambiente. Un hito importante fue la defensa de Sa Dragonera. Fue fruto de todo un pueblo, porque todos empujaron para que así fuese. La izquierda comprendió que, para que las conquistas perduren, no se pueden para cuatro años. Uno de nuestros problemas es que en algunas ocasiones no sabemos vender lo que hacemos ni las ideas que tenemos en Mallorca. Los hoteleros sí saben cómo hacerlo.

En su libro habla de Unió Mallorquina y de su relación con Maria Antònia Munar. Incluso cuenta que se cartearon y se vieron cuando empezó a tener algún permiso de salida. El partido tiene un balance muy ligado a la corrupción. ¿Qué valoración hace usted?

El concepto de corrupción ha estado toda la vida, en los tiempos de Franco, después de su muerte, antes... Los partidos políticos de hoy en día, igual que las diputaciones o los ayuntamientos, se nutrían económicamente de las aportaciones de otras personas porque si no, no podían funcionar. Cuando llegó la democracia, se hizo una ley de partidos políticos que no llena las necesidades que tiene la sociedad. Y deja a los partidos políticos prácticamente huérfanos de financiación, un hecho que no ocurre en países como EE.UU. Ningún partido, sea de derechas, izquierdas o centro, puede funcionar si no tiene aportaciones económicas externas. La cuestión se corrompe cuando algunas personas aprovechan esta situación para el beneficio propio, que suelen ser los más destacados.

Usted habla directamente de «acoso» a Unió Mallorquina.

Sí. Era una partido que molestaba mucho porque España quería ser un sistema bipartidista y que la sociedad fuera de derechas o izquierdas. Pero actualmente no es así, cada uno tiene pensamientos personales. Ya no tenemos ese concepto. La política de centro, que es la que me ha interesado, es la del consenso y acercar posturas muy separadas. Una posición que adoptaron Unión de Centro Democrático (UCD) o Unió Mallorquina.

A esta política la llamaron nacionalista, como cuenta en el libro, pero afirma que no tiene nada que ver con el independentismo.

Exacto, porque UM nunca ha sido independentista. Puede que algunos lo hayan sido de forma individual, algo que yo respeto, pero no creo que dentro de Europa pueda haber una solución independentista.

Cuenta que llegó una petición para que Madrid quitará de en medio a Unió Mallorquina.

Sí, una decisión apoyada por El Mundo, periodistas, jueces y fiscales. Algunos con órdenes de Madrid y otros, desde aquí. Fue una estrategia de acoso y derribo a Unió Mallorquina. En el caso de Maria Antònia Munar, no le aceptaron pruebas en su defensa que era vitales como que los chóferes no salieron con el coche el día que supuestamente Miquel Nadal le dio un sobre con dinero. Dudo mucho sobre la bondad de estos juicios. No de la finalidad porque era claramente cargarse Unió Mallorquina, aunque aún existe ya que no ha sido disuelta porque no encontraron nada. Munar, como muchos, aceptaron acuerdos con la Fiscalía para que les redujeran las penas. ¿Lo hicieron mal? No lo sé, allá cada uno con su conciencia. Munar posiblemente hizo alguna cosa mal, aunque no lo sé, pero no se merecía todo lo que pasó. Aunque sirvió para cargarse Unió Mallorquina.

¿El Pi es el heredero político de Unió Mallorquina?

Creo que es parte de la herencia de UM, igual que lo fueron la Lliga Regionalista de les Illes Balears, Josep Melià o Jaume Font. Un 25 o un 30 por ciento de la sociedad necesita ideológicamente un partido como Unió Mallorquina, de centro. Lo quieran o no en el PSOE y el PP, esto seguirá existiendo. Se trata de una respuesta a una necesidad social. La única solución que veo en el futuro próximo es construir una federación de todos estos partidos para defender las ideas de UM. Miquel Àngel Flaquer y yo empezamos a hablar de nacionalismo económico. Él sabía mucho y estaba bien preparado. Incluso llegó a ser conseller de Economía. Al principio nadie nos hacía caso porque decían que era una utopía, pero ahora todos los partidos lo defienden.

¿El final de UM bloquea el mallorquinismo político?

No, en absoluto. Considero que, si había un precio a pagar, ya se ha pagado. Lo único que han conseguido es que mucha gente válida de UM estuviera aburrida de la justicia. Pero hay gente joven que tiene ganas y fuerzas para seguir, no con las ideas de UM, sino las del pueblo que representaba el partido. Hay muchas ideas que aún no se han expandido y que pueden ser válidas aún.

Aunque ya habla un poco de ello en el libro, ¿cómo le gustaría que le recordaran?

En lo personal, que me reconozcan que he sido buen hijo, padre y abuelo. En cuanto a la sociedad, que valoren los avances que consiguió mi generación. Gracias a los hoteleros, el Estado y los ciudadanos hemos conseguido un cierto reconocimiento, pero deberíamos vender mejor la calidad de Mallorca. Y en esto es muy importante la implicación todos los implicados, pero sobre todo de una institución como la Universitat de les Illes Balears (UIB).

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