La pandemia vuelve a asestar un duro golpe al sector de la restauración, por si no fuera ya uno de los grandes damnificados por la crisis sanitaria. Restaurantes y salas de eventos asisten cada día a un constante goteo de cancelaciones de reservas que amenaza las expectativas que tenían los establecimientos para esta campaña de Navidad, en la que muchos habían depositado las esperanzas de recuperarse.
El miedo, la incertidumbre y el aumento de los contagios han provocado una ola de celebraciones anuladas: comidas y cenas navideñas de empresas y familias que se posponen a tiempos mejores, o que directamente no se harán este año por precaución.
En el Molí d’es Comte se han cancelado el 80% de reservas en solo ocho días, como explica el propietario del restaurante, Juan Cabrera. «Ayer, sin ir más lejos, se desapuntaron 480 personas de golpe en tres llamadas», asegura.
El empresario lo atribuye a una «campaña publicitaria negativa» realizada en contra del mundo de la restauración y los eventos: «Se ha dicho y se ha repetido que en las reuniones en los restaurantes se contagia el virus», lamenta.
Visto el panorama, el responsable cree que «no ha servido para nada» abrir el negocio en estas fiestas: «Será peor este invierno que los 16 meses que llevamos cerrados», augura.
Además de las anulaciones, en los últimos días los restaurantes también reciben llamadas para reducir el número de invitados que asistirán a comer. Así lo explica Víctor Vidal, el encargado del tradicional Mesón Ca’n Pedro, uno de los clásicos en celebraciones navideñas de empresas.
El certificado covid hace que los clientes se sientan "cómodos y seguros" y "salva muchas reservas"
También los hay que llaman desorientados para pedir información sobre el pasaporte covid o para saber si todavía hay limitaciones en el número de comensales por mesa. Con todo, el incremento de personas que anulan su reserva, reconoce Vidal, es muy significativo.
«Creo que la gente se echa atrás por miedo, no porque no estén vacunados», considera el encargado. Y el miedo se suma a los otros tantos que cancelan la cita porque un miembro del grupo se ha contagiado de covid; una situación cada vez más habitual en el Mesón Ca’n Pedro.
En este sentido, el presidente de Restauración CAEB Mallorca, Alfonso Robledo, recuerda que la implantación del certificado covid en la restauración «ha ayudado a que haya menos cancelaciones y salva muchas reservas». Gracias a la obligatoriedad del documento, explica Robledo, los clientes se sienten «más cómodos y seguros», e incluso «hay restaurantes que, aunque no están obligados, lo piden igualmente».
Para el responsable, el código QR es un salvoconducto para que los comensales se animen a seguir adelante con sus celebraciones pese al aumento de la incidencia.
Además, recuerda el presidente, las alarmas del sector deben guiarse por el número de ingresos hospitalarios por covid, no por los contagios. En tanto que la presión asistencial esté controlada, la restauración debe trabajar con normalidad, explica Robledo.
Ayer, el conseller de Salud de la Generalitat de Cataluña pidió a la población no hacer cenas de empresa en Navidad para evitar que se propague el virus.
A la espera de ver cómo evoluciona la situación, los consejos del Govern balear no pasan por recomendaciones similares, tampoco medidas restrictivas ni limitaciones en el interior de los establecimientos. Eso sí; desde Salud piden extremar las precauciones y no olvidar las medidas de prevención, como la mascarilla, la distancia, la higiene de manos y, sobre todo, la vacuna: la más efectiva contra el virus que asfixia al sector de la restauración.
