Mallorca contiene el aliento ante lo que parece un déjà vu: la celebración de haber doblegado la curva anterior, los mejores datos de incidencia del país y, de pronto, un cambio en la tendencia, un ligero repunte de contagios que no se ve por ahora reflejado en la situación hospitalaria, pero que agita el fantasma de una nueva ola. Las dos anteriores veces, el resto de la historia es de sobras conocido: explosión de casos primero, restricciones a remolque después, aumento de las hospitalizaciones, de la ocupación de las UCI y, después, el inicio del lento goteo de muertes. «El escenario nos recuerda al inicio de la segunda y de la tercera ola», pronunció ayer la consellera de Salud, Patricia Gómez. La preocupación es máxima en su departamento, que quiere tratar de cambiar esta vez el fatal destino que en las dos olas anteriores han acabado escribiendo los repuntes en Balears. 

Según los últimos datos de Salud, Mallorca sigue a las puertas de volver a entrar en zona de riesgo. Con los 31 casos registrados ayer, la isla se mantiene un día más por debajo de la incidencia de 50 casos por cien mil habitantes que marca el umbral de entrada. Sin embargo, la distancia es tan corta que no permite descuidarse: si el lunes era de 49,66 ayer se quedaba en 49,44, cuando hace poco más de una semana después de días bajando se colocaba en 42. Mientras, ayer en un sólo día fueron hospitalizadas siete personas por coronavirus en la isla, nueve en el conjunto del archipiélago.

Cepa británica y Semana Santa

«Queremos expresar nuestra preocupación por la situación», empezaba ayer en una comparecencia ante los medios la consellera de Salud, Patricia Gómez, que trató de evitar los mensajes oficiales dados ante las anteriores olas. Ni una sola puerta abierta al optimismo. «Estamos mejor que otros lugares, pero no vamos por buen camino», resumió la consellera: «De momento, la idea sería que las nuevas restricciones abarquen la Semana Santa, pero se tendrá que ir analizando. Es muy difícil prever lo que puede pasar». 

Arranz alerta de «brotes muy importantes» en Inca y Sóller que pueden ser el «preludio» a una «explosión de casos»

«Habrá un incremento de casos seguro, pero si el incremento es pequeño, los efectos serán más suaves», fue el único pronóstico con el que se atrevió. El repunte de esta semana no es lo único que preocupa, sino también el contexto: la cuarta ola en otros países, el 83 por ciento de los contagios originados ya por la cepa británica, más contagiosa y letal, otras variantes que ya circulan por el país y la movilidad en Semana Santa.

Con los usuarios de las residencias inmunizados y con cerca de la mitad de los mayores de 80 años y de los grandes dependientes con la primera dosis, preocupa especialmente el grupo entre los 65 y 80 años, para el que aún no ha empezado la vacunación

«Vemos una tendencia constante, afectada por la aparición de brotes importantes, y con la sensación de que puede ir a más de forma muy rápida», advertía por su parte el portavoz del comité autonómico de gestión de la pandemia, el doctor Javier Arranz. «La última semana ha habido una pequeña aceleración y una incidencia superior de los contagios», explicó Arranz, que vinculó este aumento a la aparición de «brotes muy importantes, en algunos casos de quince personas, la mayoría de ellos pertenecientes a la variante británica», especialmente en las zonas de Inca y Sóller. «Sabemos que cuando surgen brotes importantes en diferentes lugares es un preludio de transmisión comunitaria generalizada. Y sabemos que en un momento dado este aumento puede ser explosivo», pronosticó el doctor Arranz.