Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los pilotos de la transición energética

Constituyen un grupo de expertos para supervisar que la ley de cambio climático balear cumple sus plazos u Piden financiación para arrancar

Sarah Oppenheimer y Pau de Vílchez.

El cambio climático no se ha detenido por la pandemia, ni siquiera en un archipiélago que se ha movido a medio gas, libre de buena parte de las emisiones que proyectaban aviones y cruceros en temporada alta. Balears tiene una ley de cambio climático en vigor desde hace casi dos años y esta semana se ha constituido la comisión de expertos independientes que deben asegurarse de que se cumpla. Los objetivos son ambiciosos y, advierten, no queda tiempo.

«Vamos a ser constructivos, pero somos independientes. No somos el Govern y nos aseguraremos de que se cumpla la ley. Podemos ayudar a que la ciudadanía entienda mejor lo que dice, haremos nuestras evaluaciones y las comunicaremos. Tenemos una ley de cambio climático pionera y ambiciosa, pero hay que implementarla. Por ejemplo, es lamentable que Balears siga a la cola de España en cuanto a la generación de energías renovables», valora Sarah Oppenheimer, experta en comunicación estratégica en temas de energía y clima, y uno de los siete miembros de la recién constituido Comité de Expertos para la Transición Energética y el Cambio Climático en Balears.

Preside el grupo Pau de Vílchez, profesor de Derecho Internacional y subdirector del Laboratorio Interdisciplinar sobre Cambio Climático de la UIB. Completan el comité especialistas en distintas materias: Aitor Urresti, director general de Energía y Cambio Climático del Govern; Ivan Murray, doctor en Geografía en la UIB; Núria Marbà, investigadora del IMEDEA; Ramon Pujol, profesor del Departamento de Ingeniería Industrial y Construcción de la UIB; Gabriel Jordà, investigador del Centro Oceanográfico de Balears; y Ana Digón, experta en agricultura ecológica y regenerativa.

El comité ha echado a andar esta semana con una primera toma de contacto a través de videoconferencia, pero no llegará muy lejos sin presupuesto. «La creación del comité está estipulada en la ley de Cambio Climático, pero no define ni su funcionamiento, ni si tendrá una dotación presupuestaria. Lo que vemos es que los comités que existen en otros sitios y funcionan son los que tienen recursos y una capacidad comunicativa para divulgar sus análisis. Es imprescindible para hacer nuestro trabajo», afirma Vílchez.

Asegura que Balears se encamina a una década «crucial» en lo referente al calentamiento global. El archipiélago ha dado algunos pasos en la buena dirección pero, advierte, queda mucho trecho por recorrer. «Se han hecho cosas muy positivas como el cierre de dos grupos de es Murterar, que ha supuesto una reducción muy importante de gases de efecto invernadero. También están saliendo muchas convocatorias de ayudas para instalar fotovoltaicas, y se ha creado el Instituto Balear de la Energía. Al menos en este Govern no hay negacionismo, hay una conciencia sobre el cambio climático, pero falta dar el paso de responder a ese desafío. Y hay medidas como la promoción turística o la construcción de carreteras que, aunque dependen del Consell y no del Govern, van en otro sentido. Falta una coherencia en las políticas y uno de los roles del comité puede ser el de pedir esa coherencia», apunta este investigador.

Oppenheimer habla de implementar una «transición energética justa» y pone como ejemplo es Murterar. «Se trata de dar un mensaje de esperanza, no de miedo. Con el cierre nadie perdió su trabajo. Y el sector de las renovables ofrece entre 15.000 y 20.000 empleos. Crece y seguirá creciendo mucho en Balears. Ahora estoy intentando instalar placas solares y veo que todos los instaladores están desbordados», ilustra esta experta.

Descarbonizar el archipiélago va a ser todo un reto partiendo de una base tan pobre: solo un 3,5% de la energía que produce las islas procede de fuentes ‘limpias’ como la energía eólica y la fotovoltaica. Y el ambicioso objetivo que se marca la ley de cambio climático balear es elevar ese listón, del 3,5% al 35% en 2030. «Eso quiere decir que tenemos que multiplicar por diez la generación actual de renovables», subraya Vílchez.

Ambos expertos apuntan que alcanzar esa meta implicará la instalación de parques fotovoltaicos, la electrificación de buena parte del parque móvil y un cambio de mentalidad colectiva. «Balears es una región muy obvia para utilizar el vehículo eléctrico porque no hay largas distancias. Aquí puede despegar de manera importante y los datos demuestran que estamos bien encaminados porque en 2020, un año muy duro para el automóvil, las ventas de eléctricos se han mantenido», indica Oppenheimer.

Los detractores de estos vehículos, activistas por los derechos de los peatones, apuntan que ocuparán el mismo espacio que los de combustión, por lo que no solucionará el colapso de las carreteras y las ciudades de la isla. Vílchez considera que el paso al coche eléctrico y todos los que se vayan a dar deben ir acompañados de «un imprescindible cambio de comportamiento» en nuestro día a día. «Los próximos nueve años son cruciales para ver si somos capaces de bajar las emisiones y limitar el aumento de la temperatura global. Son diez años importantísimos. Así que debemos aprovechar la crisis del coronavirus y los fondos europeos para descarbonizar muchos sectores», reclama.

Revertir el modelo económico

Consideran la pandemia «una oportunidad» para apostar de una vez por todas por una economía que no dependa solo del turismo. «Hay países muy pequeños que son capaces de vivir de otras cosas. Balears ha tenido un tejido industrial muy potente que se abandonó por el dinero fácil. Aquí no tenemos una economía, tenemos un sistema de expolio del territorio y de los trabajadores. ¿Cómo es posible que una economía que cuenta con algunas de las mayores empresas mundiales del sector turístico tenga un 25% de exclusión social y el nivel de fracaso escolar más alto de España? Eso es un fracaso como sociedad y demuestra que el modelo es inviable», sentencia Vílchez.

El planeta continúa calentándose y Balears se enfrenta a cambios que harán al archipiélago muy poco atractivo para el turismo. «Somos una de las regiones más vulnerables al cambio climático: espera más calor e inundaciones. Hay quien dice que el Mediterráneo no va a ser un lugar agradable en agosto. Y si el nivel del mar sube un metro, muchas playas van a desaparecer», advierte Oppenheimer.

Un calendario muy ambicioso que puede ser revisado

La ley de cambio climático balear aprobada en 2019 se marca objetivos muy ambiciosos para completar la transición energética en las islas. El Comité de Expertos velará para que la administración cumpla los plazos e, incluso, revisarlos al alza.

  • Reducción de emisiones de combustibles fósiles

Balears se marca como objetivo reducir un 40% las emisiones que genera en la actualidad en 2030 y un 90% en 2050. Significaría decir adiós al petróleo y al carbón.

  • Generación de energías renovables

La ley contempla que Balears genere toda su energía a partir de fuentes limpias como la eólica y la fotovoltaica en 2050, pero en 2030 ya debe generar un 35%. A día de hoy las islas solo producen un 3,5% de renovables. 

  • Reducción del consumo energético

Nuestro actual consumo energético es muy elevado. La ley contempla una reducción del 20% en 2030 y del 40% en 2050.

  • Transición hacia el vehículo eléctrico

La ley balear prohíbe la circulación de nuevos vehículos diésel a partir de 2025 y de gasolina desde 2035. 

Compartir el artículo

stats