Un mensaje al móvil interrumpe una entrevista en la radio. Su media sonrisa al mirar la pantalla pica la curiosidad del entrevistador, que le reclama que revele la identidad de quien le está hablando. "Pues no te lo vas a creer", le contesta, deslizando su móvil sobre la mesa del estudio. "¿Podemos decir quien es?", le pregunta asombrado el locutor. Después de unos segundos, se desvela el misterioso autor del mensaje: "¡Es el Rey!". El protagonista de la escena, el mallorquín Joan Mesquida. Miembro del Gobierno de Zapatero, mano derecha de Rubalcaba, apadrinado de José Bono y finalmente hombre de confianza de Albert Rivera, probablemente uno de los políticos mallorquines más influyentes de la política nacional de las dos últimas décadas. Medio año después de anunciar en redes que padecía un cáncer, ha fallecido hoy a la edad de 57 años.

Casi todo en política. Sólo le faltó ser ministro. Un cargo para el que incluso llegó a prepararse y que le reservaba Albert Rivera si llegaba al Gobierno, tal y como llegó a anunciar públicamente en su última campaña electoral. No llegó a ese escalón, pero por debajo ocupó alguna de las áreas más sensibles. Primer civil director general de la Policía Nacional y la Guardia Civil bajo la presidencia de Zapatero, vivió en primera línea la lucha contra la banda terrorista ETA junto a su amigo y referente Alfredo Pérez-Rubalcaba. Conseller de Hacienda en el primer Pacto en las islas, transitó del PSOE a Ciudadanos por el conflicto en Cataluña. En 2019 volvía a la primera línea política como flamante fichaje del partido naranja, con el que se convirtió en diputado en el Congreso.

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Fallece Joan Mesquida a los 57 años a consecuencia de un cáncer: Una vida en imágenes

Su paso de un partido a otro no sorprendió a nadie. Ya como conseller del PSOE se presentaba en privado como ala centrista de los socialistas y se ganó la etiqueta de "conseller del PP del Pacto". Si bien nunca fue un entusiasta de la medida, como conseller de Hacienda en el Govern de Francesc Antich fue el artífice de la primera ecotasa aplicada en Baleares. Posteriormente con la llegada de Zapatero a Moncloa, dio el salto a Madrid, donde siempre se movió como pez en el agua. Fue el primero director conjunto de la Policía Nacional y la Guardia Civil. Pese a su condición de civil, siempre tuvo el reconocimiento de ambos cuerpos. En esos años fue donde coincidió con su más tarde amigo Alfredo Pérez-Rubalcaba. También ocupó la secretaria de Estado de Turismo.

Durante su etapa en el Gobierno se ganó también la amistad de José Bono, quien vio en él un posible líder del PSOE. De su mano y con los socialistas en horas bajas tras la derrota electoral de 2011, impulsó una plataforma que pretendía ser el trampolín del mallorquín al liderazgo del PSOE. No obstante, no llegó a cuajar. Lo intentó en la política balear, pero quedó desplazado de las primarias en la pugna entre Francina Armengol y Aina Calvo. Con el tiempo se fue convirtiendo en una voz crítica de los socialistas por ver "nacionalistas" a su partido, hasta que acabó dando portazo y recalando en Ciudadanos.

Tras una etapa de inactividad, se convirtió en uno de los fichajes de más nombre de Albert Rivera y uno de los hombres fuertes dentro de Ciudadanos. Después de conseguir dos diputados en abril de 2019, sólo seis meses después se quedó sin escaño ante la debacle del partido naranja en las urnas.

Pese a que llevaba ya meses luchando contra un cáncer de médula y pendiente de un trasplante, Inés Arrimadas confió en él para su núcleo duro. Hace sólo unas semanas, daba un paso a un lado del partido en las islas, dejando al frente de la formación en el archipiélago a Patricia Guasp. Su estado de salud se complicó ayer, desembocando en su prematura muerte a la edad de 57 años. Uno de los políticos mallorquines más influyentes en la política española.