El curso escolar está a punto de arrancar y son muchas las incógnitas en relación a las medidas de seguridad frente a la covid. Padres y docentes están preocupados porque no saben si se podrá garantizar la seguridad de los niños, sobre todo en un servicio tan importante como es el comedor escolar. "Para nosotros es un problema muy grave porque el comedor juega un papel social importante", aseguró Alberto Lobo, presidente de la federación de padres y madres de Mallorca (FAPA).

Con la nueva normativa que puso encima de la mesa el conseller de Educación, Martí March, los alumnos de Infantil y Primaria conformarán los denominados grupos de convivencia estables. Estos colectivos burbuja contarán con un aula de referencia, una determinada zona asignada en el patio y no podrán tener contacto con otros grupos. Por ello, el servicio de comedor sólo se podrá llevar a cabo si se garantiza que no haya posibilidad de contacto entre los alumnos de diferentes grupos estables.

Una medida que, bajo el punto de vista de Joana Maria Mas, representante de los directores de primaria en Mallorca, no se podrá cumplir: "Es prácticamente imposible garantizar esto. Si una escuela tiene 36 grupos de convivencia, ¿cómo va a tener 36 espacios distintos? Se podría alargar el horario de comedor, pero tardarían tres horas en dar de comer a todos los niños".

Este argumento también lo defendió el presidente de la FAPA. "Hemos pedido aclaraciones a la conselleria de Educación porque este planteamiento haría inviable el servicio en muchos colegios. Se necesitarían muchos espacios y monitores para controlar a los niños", declaró.

Nuevos espacios

Frente a esta situación, las escuelas ya están trabajando para encontrar nuevos espacios y ajustarse así al cumplimiento del protocolo sanitario. Una de las alternativas pasa por habilitar las propias aulas para que se pueda guardar las distancias y no se formen aglomeraciones en el comedor. "Existe la opción de que algunos grupos coman en el aula para que no mantengan contacto", expresó Lobo. Por otro lado, en el caso del colegio El Cide de Palma, incorporarán en el comedor elementos como biombos y mamparas para la separación de los grupos de convivencia. "Cada grupo tendrá un espacio diferenciado y no establecerán contacto con ningún otro grupo. Irán al comedor con su profesor y hasta que no hayan acabado todos de comer no saldrán del recinto", aseguró Joan Carles Llabrés, director del centro.

Además, los alumnos más mayores dispondrán de otras áreas. "Para seguir ofreciendo el servicio de comedor a los estudiantes de secundaria hemos habilitado una zona del patio interior que se transformará en comedor. Estos alumnos también cumplirán con las distancias de seguridad porque en una mesa sólo se sentarán dos como máximo", expuso Llabrés. Sin embargo, el director de El Cide advirtió que será difícil que todos los centros apliquen las medidas del protocolo. "Es cierto que para otras escuelas que no disponen de tantos espacios será muy difícil".

Menús más caros

Aquellos centros que no disponen de tantos espacios deberán buscar alternativas para seguir ofreciendo este servicio. Uno de los inconvenientes en la utilización de aulas como comedores es el dinero extra que tendrán que pagar los padres por la comida. "El precio del comedor es fijo y marcado por la Conselleria, pero luego la diferencia estará en la contratación de monitores. Hay empresas que tendrán que contratar más trabajadores y, por tanto, este aumento repercutirá en el precio de los menús. Habrá centros donde los padres puedan asumir ese precio extra pero también habrá casos que en los que no", manifestó Mas. Una situación que también preocupa a los padres y madres, tal y como aseguró Alberto Lobo: "Con este protocolo se necesitarían a muchos monitores. Pedimos a la Conselleria que sea coherente y ofrezca herramientas para que los colegios puedan seguir dando este servicio".

Números clausus

La solución que se plantean algunos directores y docentes es elaborar una especie de listas cerradas, dando prioridad a los alumnos que no puedan comer en casa. "Lo primero que hay que hacer es establecer cuántos usuarios caben en el comedor cumpliendo el protocolo. A partir de aquí, se tendrían que establecer unos números clausus dando preferencia a los niños que no pueden comer en casa porque sus padres trabajan. Y una vez hecho esto, si sobran plazas pues que se apunte quién quiera", informó la representante de directores de primaria de la isla.

Los colegios abrirán sus puertas el próximo 10 de septiembre y los padres y centros esperan que el comedor también entre en funcionamiento. "Hay que intentar volver a la normalidad lo antes posible", dijo el director del Cide.

Positivos

En el caso de que algún alumno o monitor presente síntomas o sea positivo dentro del recinto del comedor, las asociaciones de padres y directores aseguraron que se llevaría a cabo el mismo protocolo que el establecido en el resto del centro escolar. "Si hubiera un positivo en el comedor se debería seguir la misma fórmula; aislar a la persona, ver cuáles son los contactos estrechos y a partir de aquí contactar con Salud", confirmó el presidente de la FAPA.