Como farmacéutica, empresaria durante muchos años del sector sanitario y presidenta de la sanidad privada, humildemente, sé lo que digo y no dudo que la gestión sanitaria de la pandemia del Covid-19 en Balears es correcta. Aun con medios limitados, los profesionales de la sanidad pública y privada trabajan de forma titánica. Heroica. A todos ellos, mi reconocimiento, mi aliento y mi emoción al compartir los aplausos que, cada día, convierten el silencio de las ocho de la tarde en un estruendo conmovedor. Con nuestros sanitarios estamos en buenas manos y cuando las cosas las hacen los que más saben se minimizan riesgos y errores.

Por eso, como presidenta de CAEB y de los empresarios de Balears, sé que si queremos evitar que esta crisis sanitaria y económica no desemboque en una crisis social debemos aplicar la misma receta: confiar en los que más saben. En Balears tenemos profesionales capaces de ayudarnos a minimizar el impacto de esta crisis. En la universidad, en la administración, pero, sobre todo, en las empresas están los que más saben de logística, de estrategia, de planificación?, y de inventar rutas que conducen a buenos resultados, con valentía y en tiempo récord como ha quedado demostrado en cada crisis que hemos padecido. Las empresas han propiciado el progreso de la sociedad balear.

Disponemos pues de talento sanitario y empresarial. ¿Podrían interactuar? ¿Podemos ir reactivando la economía salvaguardando la seguridad de las personas? ¿Qué necesitamos? Es simple: estudiar estrategias que han dado buenos resultados y preguntar a los que saben.

Siempre me he rodeado de personas que saben más que yo. Porque aprendo. Y tengo cerca a los mejores. A empresarios que saben que su contribución a la sociedad es crear empleo y bienestar. A la Fundación Impulsa, que cuenta con empresas que aportan un significativo porcentaje al PIB de Balears y generan decenas de miles de puestos de trabajo, con excelentes técnicos dirigidos por un catedrático de Economía Aplicada, el doctor Antoni Riera, con la administración, representada por la presidenta Francina Armengol y el conseller de Modelo Económico, Turismo y Trabajo, Iago Negueruela? En Impulsa están todos los que saben y donde comparten conocimientos agentes sociales, universidad, colegios profesionales, despachos con un expertise en múltiples áreas del conocimiento y, en la que también orbita la Organización Mundial del Turismo lo que, en Balears, no es baladí.

Pues bien, si están todos ahí, ¿a quién creen que es obvio preguntar cómo salir de la mejor manera de esta crisis? Yo preguntaría a Impulsa, porque tengo aversión al riesgo y el riesgo se combate con estrategia y conocimiento.

El otro día me contrarió sufrir una fractura de pelvis, pero vivir "tiempos de videoconferencias" me permite estar al cien por cien y agradezco la reciente conversación con la presidenta Armengol y su receptividad a que los empresarios presentemos planes de reactivación sectoriales, que estamos impulsando desde CAEB por responsabilidad social y porque el escenario al que se enfrenta Balears es brutal: perder 170.000 empleos y el 36% del PIB. Los ciudadanos no podrán soportarlo y para evitarlo el compromiso empresarial es absoluto.

Debemos adelantarnos. Hoy la opinión pública está en shock por la crisis sanitaria. Pero en días, contra las familias de Balears va a impactar de lleno la crisis económica que ya estamos sufriendo los empresarios. La supervivencia de la "economía doméstica" es el shock inminente y quedarse parados significa "crisis social". Es una guerra en dos frentes. En defensa, la sanidad pública y privada defendiendo la salud de las personas. Y en ataque el conocimiento que aglutina Impulsa para reactivar la economía, el empleo y el bienestar de los ciudadanos.

Dos ejemplos. Uno, Alemania donde cada Land puede implementar su propia política ante la pandemia. Hay un marco general pactado con el Gobierno, pero tienen un "margen de maniobra" que es donde sugiero que pongamos el foco. El otro, Canarias, donde su presidente, el socialista Ángel Torres, ya ha pedido a Pedro Sánchez un "margen de maniobra" para que Canarias sea un laboratorio para reactivar una vida normalizada. ¿Y por qué Canarias? Porque es un territorio insular?, como Balears. La insularidad, que tantos perjuicios nos provoca, ahora juega a nuestro favor y hace que la crisis sanitaria esté bien encaminada en Canarias y en Balears.

No hay que bajar la guardia, pero sí reconsiderar si tiene sentido mantener una parálisis tan severa. Necesitamos saber cuál es la incidencia real y, por eso, son imprescindibles los test masivos para ser capaces de determinar zonas geográficas seguras -o incluso islas- para empezar desde allí la reactivación.

Lo que me preocupa es que nos paralice el miedo. Que no tengamos coraje para transformar Balears en una región segura y competitiva, inclusiva y sostenible, adaptada a un mundo que ya no será como antes. Y, de la misma forma que la electricidad atmosférica se acumula en un pararrayos, concentremos todo el talento que tenemos en Balears en un único punto que nos proyecte con éxito a la "nueva normalidad" que nos espera.